1. Mis odiosas hijastras (6)


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... antes—, mientras que el feroz viento sí había desaparecido, como si ya estuviera satisfecho de los destrozos que había causado.
    
    —¿Está todo bien? —preguntó Sami.
    
    —Sí ¿Por? —pregunté a su vez, extrañado, ya que no había motivos para que me hiciera semejante pregunta. ¿No me veía bien acaso? Fue en ese momento cuando me percaté de por dónde venía la mano. En efecto, me veía bien, demasiado bien, y eso resultaba obvio, incluso para una pequeña adolescente como ella.
    
    —Es que de repente te noto cambiado —dijo—. Como que estás en otra.
    
    —Sí, puede ser —le respondí—. Estuve medio distraído en la cena ¿No?
    
    —Un poco. Pero está todo bien. Solo me llamó la atención.
    
    El pelo rubio cayó hacia adelante cuando se inclinó para lavar el plato. Su boca hizo una trompita. El pulóver que tenía la cubría mucho más de lo que me hubiese gustado. Me preguntaba si alguna vez volvería a verla semidesnuda. Ese turgente culo que tenía merecía ser mostrado con más frecuencia. El descubrimiento que había hecho respecto a Valentina, y lo que había sucedido con Agos pusieron en marcha mi lado más pervertido, y las trabas morales que tenía con Sami se habían esfumado. La nena ya había crecido.
    
    —Me agarró señal de internet en el celular durante un rato. Cuando estabas en el baño con Agos… —comentó, como al pasar.
    
    —¿Sí?
    
    —Parece que hubo muchos daños. Árboles caídos. Gente herida. La electricidad es medio imposible que regrese hoy. Y el internet… con suerte vamos a poder mandar un mensaje cada hora. Pude escribirle a mamá contándole que estábamos todos bien. Pero no me respondió. O supongo que lo hizo, pero todavía no llega el mensaje.
    
    —Bueno, tenemos que agradecer que estamos bajo techo. Hay mucha gente que la está pasando pésimo —comenté.
    
    —Sí, lo sé. Y me da mucha pena.
    
    Vi los ojos azules tornarse acuosos. Sami era muy sensible, y en ese momento, con su carita haciendo puchero, me dio muchísima ternura.
    
    —Que te pongas mal por esas cosas habla bien de vos —le dije.
    
    Acaricié su mejilla, pero a diferencia de la vez anterior, no me recriminé por haberlo hecho. Es más, me daba la impresión de que la más pequeña de la casa pedía a gritos unos mimos, y yo no sería capaz de negárselo. Como respuesta a esta sensación, se secó las manos con un repasardor, y se acurrucó en mi pecho. Yo la envolví con los brazos.
    
    —Estás peleado con mamá ¿No? —me preguntó, mirándome desde abajo con sus ojos brillosos.
    
    —¿Por qué pensás eso? —pregunté.
    
    —Si me contestás con una pregunta es porque es así.
    
    —Nada importante. Cosas típicas de adultos —le dije, ahora acariciando su cabello—. ¿Eso te preocupa? Ya te dije que…
    
    —Sí, sí, que podía contar con vos cuando me necesites. Pero lo que necesito es que estés acá. Cerca de nosotras.
    
    —Bueno, no te preocupes. No pienso irme.
    
    Sami me miró con el ceño fruncido. Como si mi afirmación la sorprendiera. Recordé que en más de una ocasión tanto ella como sus hermanas se habían mostrado críticas con respecto a su ...
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