1. Iniciándonos en el dogging


    Fecha: 02/06/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Liluska Hetcher, Fuente: TodoRelatos

    ... por lo que su falo, atravesaba la ventanilla.
    
    No pensé en nada y dejándome llevar por el placer que experimentaba, me incliné para comenzar a mamar la verga del extraño.
    
    La lujuria me invadió al sentir que la erección de mi marido no disminuía; no sé si no era la cogida más larga de nuestras vidas; tener otra verga de verdad en mi boca, en lugar de un consolador simulándolo. Estaba con dos hombres a la vez, por primera vez en mi vida.
    
    Experimenté varios orgasmos, cuando de repente, el extraño me inundaba la boca con su semen, y lo propio hacía mi esposo en mi vagina.
    
    Mi esposo: ¿Tienes ganas de seguir disfrutando en un hotel?
    
    Tímidamente asentí con mi cabeza.
    
    Así que, mi esposo invitó al extraño a que suba al asiento trasero de nuestro auto.
    
    A las pocas cuadras, entramos a un hotel y el recepcionista nos permitió ingresar. Nos entregó una llave y estacionamos en la puerta.
    
    Allí mi esposo acercó la tarjeta magnética e ingresamos a la habitación.
    
    En ella, mi marido me tomó por detrás acariciando mis pechos y el extraño esbozando una sonrisa, se paró frente a mí, esperando que mi esposo descubriera mis pechos; entonces, este hombre se abalanzó sobre ellos, besándolos.
    
    Al rato, comienzan a retirarme la ropa, pieza por pieza, quedando desnuda con solo mis medias negras y su vida a mis tacos.
    
    Ambos me tomaron cada uno de una mano y me trasladaron a la cama; allí nos fundimos en un abrazo y comenzamos a besarnos indistintamente.
    
    Mi esposo me acomodó de costado, colocándose por detrás. Sentí su erección entre mis nalgas, entendiendo que se abriría camino en mi ano, de un momento a otro.
    
    El extraño quedó frente a mí, besándome desenfrenadamente, fregando mis pechos con una de sus manos; y, con la otra, dirigía su miembro hacia mi vagina, jugando en la entrada.
    
    Siento la penetración de mi esposo por detrás, produciéndome un profundo gemido y el otro, haciendo lo propio por delante.
    
    Estaba muy lubricada por los jugos de todos; pero, sentí que el extraño la tenía de mayor tamaño que la de mi marido; lo cual era perfecto, como hechas a mi medida.
    
    También era la primera vez que era penetrada por dos vergas reales; la sensación de sus estocadas era increíbles, incluso parecía que se chocaran dentro mío.
    
    Así estuvimos por un buen rato. Por suerte, mis amantes eran incansables y quedé seca, ya no tenía más un orgasmo pendiente; así que, me dediqué a mamárselas hasta sentir el semen de cada uno en mi boca.
    
    Nos relajamos y retiramos del lugar como si nada.
    
    Si bien no lo conversamos, volveremos a repetirlo en alguna oportunidad. 
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