Voyeur, el placer de espiar 81 - Relatos Eróticos

Voyeur, el placer de espiar 81

... cama y yo tras ella para acabar corriéndome dentro de su precioso y placentero culito. Nos quedamos así, como dos perros pegados tras el orgasmo, recuperando el aliento, hasta que mi polla se quedó flácida y fue expulsada de aquel caliente agujerito.

Derrotados nos quedamos dormidos a las cinco y media de la mañana. Nunca olvidaríamos la noche de bodas, mi hermana y yo disfrutamos el uno del otro, aunque sabía que Ana era mía, descubrí a una amante entregada tanto o más que Mary, mi hermana nunca me fallaría, me llevaba grabado en su piel.

Nos despertamos a las nueve y medias. Tras asearme me despedí de ella. Llamé en la puerta de la habitación de Tomás, tras una charla con él, abandonamos la habitación, entregándome la llave. Acudió al encuentro con su mujer, la cual estaba rota, ella lo complació masturbándolo y mamándole la polla mientras le contaba lo que había disfrutado conmigo. Esa noche Tomás pudo disfrutar del sexo con su mujer, antes de salir de viaje al Caribe.