1. Voyeur, el placer de espiar 81


    Fecha: 31/05/2019, Categorías: Voyerismo Autor: Paco, Fuente: TodoRelatos

    Tras despedirse de su marido, Ana y yo entramos en la habitación. Desde que la vi vestida de novia, deseaba aquel momento, y por su manera de besarme, empujándome hasta la pared mordiéndome los labios, diría que ella también lo estaba deseando.
    
    “Espero que me des la mejor noche de sexo de mi vida”
    
    “No lo dudes, te voy a dar la noche de boda que tu marido no te iba a dar ni soñándolo”
    
    La separé para abrir una botella de champán, llené las dos copas y brindamos por ella y su felicidad. Le pedí su anillo de casada y lo puse dentro de la copa, me bajé los pantalones, ella se arrodilló con su vestido de novia, y comenzó a comerme la polla, en poco estaba en todo su esplendor, ella se la tragaba entera, desde mi posición tenía una visión perfecta de sus pechos, ella no dejaba de mirarme, sin apartar la mirada metía entera mi polla en su boca, hasta la garganta, ella se dio cuenta que sus pechos llamaban mi atención, al no llevar sujetador y su escote ser amplio, sacó sus tetazas para masturbarme, era una pasada ver mi polla entre sus pechos y su lengua pasando por mi glande. Un buen rato después estaba follándome la boca de Ana, cogí la copa con el anillo y me corrí dentro, tras tres días sin sexo fue una buena corrida.
    
    Le ofrecí la copa para que se tomase el contenido, y que limpiara el anillo. Ella entendió perfectamente el significado que tenía correrme en el símbolo de su matrimonio. Ningún otro hombre se correría en su anillo. Tras limpiarlo con su lengua le dije que podía ponérselo de nuevo. La ayudé a levantarse y cogiéndola en volandas la llevé a la cama, dejándola tumbada boca arriba, levanté la falda de su vestido, me alegró la vista sus medias blancas su liguero blanco con encajes y sus bragas de seda del tipo brasileñas, aparté sus bragas, su coñito depilado suave era un reclamo.
    
    Me lancé a saborear aquella delicia, un verdadero manjar de diosa, lamí y folle con mis dedos su coñito moreno, hasta que se corrió en mi boca, saboreé sus flujos antes de quitarle las bragas para follarla. Restregué mi glande en su vulva, estaba lo suficientemente lubricada para empalarla, la folle lentamente, saboreando sus pechos y su boca, disfrutando cada embestida que le daba, hasta que ella reclamó más dureza, me puse de rodilla y levanté sus piernas a mis hombros, su cara de lujuria lo decía todo. Ana esperaba aquello, le di muy duro en aquella postura, con mi pulgar jugando en su clítoris, saqué mi polla para restregarla en su vulva y volver a introducirla, me di cuenta que estaba más húmeda que otras veces, una humedad que solo tenían Mary y Rosa antes de correrse. Eso me animó a acelerar mis embestidas, su orgasmo era inminente, sus gritos de placer pidiéndome que no parara me indicaba que se iba a correr, su cuerpo tembló, se estaba corriendo, saqué mi polla y pasé mi glande a lo largo de su coñito rápido, sus ojos se voltearon, sus caderas temblaron al ritmo de sus contracciones y su orgasmo fue tan húmedo como los de nuestra hermana y ...
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