El video (VI) - Relatos Eróticos

El video (VI)

... miedo?

—¿A ese? No es más que un gallito fracasado que utiliza la prepotencia para olvidarse de lo triste y vacía que es su vida. Un sociópata necesitado de un afecto que jamás conseguirá. Así que ve y haz lo que tengas que hacer.

Ricardo tampoco le reconoció esa vez al verle al otro lado de la puerta. Marcos no dijo nada. Se limitó a levantar la mano que sujetaba el teléfono para mostrarle las imágenes. Al otro le costó reaccionar y en un primer impulso trató de arrebatarle el dispositivo.

—Aunque lo rompas, el video seguirá estando en mi cuenta de correo electrónico. Bueno, no solo en la mía, pues apuesto a que sabes quién lo grabó.

—Paco… Qué hijo de puta —dijo, como si de repente su cerebro comprendiera lo que había ocurrido—. ¿Qué coño queréis?

—¿Qué estás dispuesto a ofrecer? —preguntó Marcos con tono amenazador—. Pero antes déjame decirte una cosa: no creas que yo será tan torpe como para subir este video a la red sin tomar precauciones como hicisteis Pedro y tú. Sé lo bastante de informática como para difundirlo sin que nadie pueda rastrearme. Tampoco a Francisco, pues ya me encargaré de pixelar todo lo que le incrimine. Ahora, responde a mi pregunta.

—No tengo dinero, si acaso es eso lo que pretendéis conseguir.

—Qué va. No me mueve una motivación económica. Solo quiero que pagues por lo que has hecho a Guillermo. Tú y tu amiguito el profesor. Para empezar, no quiero que volváis a dirigiros a él, así que deberías ir redactando tu carta de dimisión con efecto inmediato. No quiero que mi hermano se cruce contigo cuando vuelva al trabajo, nada que le recuerde a este oscuro episodio de su vida que reza para que no le deje secuelas. Por eso lo mejor es que desaparezcas. Múdate. Supongo que no querrás cruzarte con Francisco todos los días recordándote tu fracaso. Tómatelo como un favor, una oportunidad para empezar una nueva vida lejos de aquí. El castigo será que nunca estarás completamente seguro. En cada polvo que eches fuera de tu casa, a cada tío que invites a ella con un móvil, sospecharás y te acordarás de mí, porque si lo he logrado una vez, podría conseguirlo una segunda si intuyo que rompes el pacto.

—No podré hacer la mudanza de un día para otro. Necesitaré un mes de preaviso al casero.

—Con un par de semanas tendrás suficiente. Asegúrate de firmar mañana mismo la rescisión de tu contrato porque Guillermo volverá el próximo lunes a sabiendas de que tú ya no estarás allí. ¿Todo claro? Por cierto, tíos musculados y con pollones como tú los hay patadas, así que no te sientas tan especial. Lo que te diferencia de ellos es que tú estás solo y el resto comparte felizmente su vida con alguien que ve más allá del físico que, para tu información, no dura eternamente. Ah, y yo que tú me haría las pruebas del VIH. No se puede ir por la vida dejándose follar a pelo.

Aquella última frase la improvisó, pero estaba seguro de que sembraría la duda en Ricardo, consciente de que se lo habría montado con un centenar de ...