El viaje - Relatos Eróticos

El viaje

... agonías sin duda es esta), a lo que ella respondió que ella también estaba a punto... La saqué rápidamente de su culo y me corrí encima del mismo, notando cómo ella se estremecía del gusto, corriéndose también.

Tras limpiarnos un poco, para no manchar demasiado el sitio, decidimos que ya debíamos vestirnos, que tocaba descansar. Ambos nos quedamos dormidos enseguida. Aproximadamente cuando faltaba poco de viaje para llegar a nuestro destino y además estando ya solos en el autobús (el resto de gente había bajado en paradas anteriores), volvimos a calentarnos y nos dio tiempo a echar un polvo más, este un poco más rápido, esta vez ella sentada sobre mí, mirándome, donde pude disfrutar una vez más de sus tetas y jugar con su clítoris mientras la penetraba. Ella tuvo un orgasmo más y yo terminé esta vez sobre mi tripa.

Al finalizar el viaje, justo al bajar del autobús me dijo que tenía sospechas de que alguien nos hubiera visto follar. “No jodas”, le dije poniéndome rojo como un tomate. “¿Quién?”, pregunté. “Mira el paquete del chófer”, respondió. No me gusta mirar paquetes de tíos, pero hice lo que me dijo y efectivamente, el chófer tenía una buena erección. “Joder, qué vergüenza”, le dije... “Ya, y lo que has disfrutado, ¿qué?”. Vale, con eso no había duda. Fue el mejor viaje en autobús (y en cualquier medio de transporte) de mi vida. Intercambiamos nuestros números de teléfono por si en algún momento nos apetecía volver a jugar juntos y nos despedimos con dos castos besos en las mejillas.

Desde entonces no me importa absolutamente nada viajar de noche en autobús.