1. El viaje


    Fecha: 29/05/2019, Categorías: Hetero Autor: mifurro, Fuente: TodoRelatos

    ... ojos como platos, sin dejar de mirar mi rabo entre mis manos. Pero lo mejor es que vi que tenía el pantalón desabrochado y que una de sus manos estaba entre sus piernas. Eso sí que no me lo esperaba. De hecho, por poco no me corrí. Yo intenté taparme como pude, pero era imposible dada mi postura y lo dura que tenía la polla. Ella vio mi gesto. Sonrió. Y se levantó.
    
    Y vino hacia mí.
    
    Mientras yo seguía intentando taparme, ella se puso en el asiento de al lado y me dijo que por favor no parara. Que verme la había puesto muy cachonda y que quería seguir viendo cómo lo hacía. Yo no terminaba de reaccionar, así que ella tomó la iniciativa: avanzó un poco y con su mano me cogió la polla, que seguía durísima. Fue sentir el tacto de su mano y de nuevo, casi me corrí. Afortunadamente pude aguantar, sin saber muy bien cómo. Ella me dijo que le encantaba el tacto, y que tenía el tamaño perfecto de polla. No tengo una polla larga, pero se me pone bien gorda al estar muy cachondo. Y en ese momento lo estaba. Ella me dijo “te voy a ayudar un poco” y de repente, separando momentáneamente la mano de mi falo, se quitó el jersey dejándome ver un bonito sujetador de encaje negro, con adornos blancos, que me hicieron ver que sus tetas eran más bonitas de lo que yo inicialmente había imaginado un rato atrás. Se las toqué por encima, lleno de lujuria, pero enseguida ella decidió quitárselo para que yo confirmara que esas tetas eran preciosas y sobre todo, muy apetecibles.
    
    Empezó a pajearme suavemente y yo no perdí el tiempo: me lancé a lamer sus tetas y a manosearlas. Me encantaron, y más aún cuando ella gemía al notar mis pequeños mordiscos y pellizcos en sus pezones, ya muy duros a esas alturas. Eso sí, había que controlar esos gemidos para que nadie más nos oyera... De vez en cuando nos besábamos y nuestras lenguas se entrecruzaban, y en otros momentos yo pasaba mi lengua por su cuello, cosa que parecía gustarle mucho porque con cada lametón casi parecía tener un orgasmo. Precisamente su primer orgasmo llegó después de que ella guiara mi mano hacia su coño, que como ella ya tenía el pantalón vaquero desabrochado, pude meterla sin problema. Estaba muy caliente, y muy mojado. Qué delicia empezar a jugar con mis dedos dentro de aquel coño, que por cierto estaba bien depilado. Algunas veces sacaba la mano y yo lamía mis dedos, para probar sus jugos, riquísimos, y otras veces se los daba a ella para que los probara. Estábamos tan, tan cerca, que nuestros gemidos y resoplidos eran puro vicio y morbo.
    
    Tras un rato con este tipo de magreos y conmigo a punto de reventar leche por todos lados, se lo hice saber y entonces quitó su mano para pasar a colocarse en mejor posición: tocaba chupármela. Yo pensé que dado el lugar iba a ser algo complicado, por no decir imposible, que lo lograra, pero cuál fue mi sorpresa que consiguió ponerse de tal forma que, antes de metérsela en la boca acertó a decirme: “Córrete en mi boca, como lo hacen en esos vídeos que has visto”. ...