1. En la cocina con Belén


    Fecha: 29/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DrAmores, Fuente: TodoRelatos

    Belén era la mujer del primo de mi esposa. Ella siempre había sido muy amable con nosotros y tenía un no se qué que qué se yo… No así como su primo, un borrico de manual, con ella y con nosotros… Belén contaba por aquella época unos 35 años, era de la misma edad que yo. Yo no era un chico excesivamente alto, ni fuerte, pero mis ojos verdes y mi labia me daban también mi punto.
    
    No es que fuese un bellezón ni tampoco es que fuese fea, digamos que era del montón. Sus caderas eran algo grandes, no demasiado lo suficiente como para “tener donde agarrar”. Sus pechos eran bastante grandes, más allá de una talla 110 y siempre me había imaginado cómo serían sin nada que los sujetase.
    
    Yo estaba en aquella época casado, con un pequeño de unos 6 años y una vida medianamente tranquila y feliz. Ella por su parte, tenía otro niño de la misma edad que el mío con el primo de mi mujer, con el que llevaba desde hacía al menos 8 años.
    
    Siempre parecía que había algo de tensión sexual no resuelta entre ambos, o al menos eso intuía yo; aunque por mi parte, con lo que me gustan las mujeres podría interpretar que lo había hasta con la farmacéutica de la esquina, que estaba ya cercana a la edad de la jubilación…
    
    En alguna ocasión habíamos ido a su casa alguna tarde de verano y habíamos estado tomando algo a la orilla de la piscina mientras los niños se bañaban. Como siempre lo organizaban siempre entre los primos, algunas veces pillábamos a Belén literalmente en bragas, pero como “las bragas de hoy en día son como los bikinis” no se cambiaba y se quedaba así durante nuestra estancia en su casa. En esos momentos, yo echaba a volar mi mente calenturienta y volaban mis pensamientos con aquellas imágenes más tarde cuando me quedaba a solas conmigo mismo. No se si ella notó en algún momento mi mirada por todo su cuerpo, pero si mis ojos quemasen allá donde se pusiesen hubiera salido ardiendo…
    
    Tras más de tres años con los niños yendo juntos al cole habíamos llegado a congeniar bastante, y más de un día y más de dos nos habíamos quedado mi señora y yo con ella a tomar un café después de dejarles allí, su marido nunca iba a llevar o a recoger al niño y siempre coincidíamos con ella, porque no trabajaba y su “tarea” era la casa.
    
    Algunos días, únicamente iba yo a llevar a mi hijo y si había buen tiempo me quedaba algunos ratos hablando con ella, yo trabajaba en casa y con un horario muy flexible que me permitía perder estos momentos, que para mí eran una delicia. Cada día iba con una vestimenta que echaba a volar de nuevo mi imaginación, ya fuera ropa deportiva, algún vestidito o algunos pantalones ajustados, yo siempre terminaba imaginándomela con el conjunto que había visto en su casa durante aquellas tardes de verano, ella, tal y como yo lo interpretaba, se dejaba mirar…
    
    Uno de los días que yo libraba y que en la calle hacía un frío horrible se nos ocurrió ir a su casa a tomar un café, los lunes eran día de cierre en el bar habitual y no había muchos más ...
«1234»