1. Marcelita 01


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Hetero Autor: adrianam477, Fuente: SexoSinTabues30

    ... labios menores de su panochita jamás explorada. En la habitación adornada con motivos en rosa, peluches y una que otra muñeca propia de su aún niñez, se podía adivinar un peculiar aroma que anunciaba el despertar sexual de una pequeña niña de 8 años. Estaba mojadísima. Los inocentes deditos de Marcela estaban a punto de provocarle el primer orgasmo de su vida cuando, de la nada, tres golpes en la puerta interrumpieron ese vaivén de nuevas sensaciones:
    
    <<¡Mi amor, ya está la cena servida!>> Era Camila, al otro lado de la puerta de la a habitación de Marcela. Como pudo, la niña se incorporó y con voz entrecortada atinó a responder: <<Vale mamá. Me… me estoy poniendo el pijama, ah… ahora voy..>> Apenas volviendo en sí, Marcela se subió las braguitas rápidamente y terminó de quitarse el resto del uniforme para ponerse un pijama de princesitas de Disney y a toda prisa bajó a cenar. Sin que la madre se percatase, Marcelita colocó hábilmente el móvil en el bolso y la cena transcurrió sin mayores sobresaltos.
    
    <<Mi niña, tienes la carita coloradita.>>
    
    <<Sí ma, es que a la hora del recreo hemos estado un rato al sol>>, respondió la niña con agilidad.
    
    En esa zona los primeros días de septiembre suelen ser muy cálidos y soleados, por lo que Camila no le dio mayor importancia. Terminaron de cenar y se fueron a sus respectivas habitaciones a descansar después de un intenso día. Esa noche a Marcelita le recorrían las imágenes que había presenciado en el móvil de su madre. Acababa de descubrir un nuevo mundo para una niña de casi 9 años. Antes de meterse a la cama, se acordó de que no había tenido tiempo de quitarse la ropa interior con las prisas tras casi ser pillada por lo que se bajó el short del pijama y volvió a quedar solo en braguitas. Era el mismo panti blanco usado durante todo su intenso día que a esas alturas desprendía un olor celestial producto de la mezcla de fluidos de su virginal vaginita, sudor, caca y una que otra gota de pis. Ella lo percibió al quitárselo y tenerlo entre sus manitas. Sabía que no lo podía meter así en el cubo de la colada porque Camila se daría cuenta, por lo que escondió la prenda debajo del colchón de su cama… No tardó mucho en quedarse profundamente dormida. A la mañana siguiente, la niña se levantó temprano, se vistió con un casual vestidito de verano para ir al parque y luego al centro comercial con su madre. Volvía a ser la misma niña inocente que quería que la compraran todos los helados y chuches del mundo. Ni rastros de la noche anterior. El fin de semana transcurrió con toda normalidad.
    
    Al llegar el lunes al mediodía, Camila ya esperaba a su pequeña hija a la salida del colegio para, luego de compartir un almuerzo improvisado, dirigirse ambas al buró de abogados en el que la mujer trabaja de tarde. A lo lejos apareció la figura inocente de Marcelita. Esta vez había optado por hacerse dos colitas en el cabello.
    
    – <<¡Hola, ma! Perdona la demora.>> – <<No pasa nada mi amor, ¿nos vamos? Que se me hace ...
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