1. Antes de las vacaciones


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos

    ... elegante bajó de la cama y se estiró, poniéndose de puntillas y rotando después los brazos para desentumecerlos. Inclinándose sobre el cajón comprobó que apenas quedaban dentro un par de juguetes, por lo que localizar su única pala, de cuero grueso y mango de madera, no le llevó demasiado tiempo.
    
    –¿Recuerdas los azotes que me pediste? –preguntó moviendo la pala en el aire–. Llevo deseando dártelos desde ese día, y quizá incluso unos cuantos más, por haberme hecho esperar tanto para tenerte así.
    
    Sus ojos grises relampaguearon en la penumbra mientras se aproximaba de nuevo a la cama donde esperaba Iván, que temblaba ligeramente. La realidad estaba superando sus más alocadas fantasías siendo mil veces mejor que estas, pero ahora, al contemplar los remaches plateados que adornaban la pala por toda su superficie y a la vez ayudaban a que el azote fuese más fuerte, consiguió imponerse como clara vencedora. Intentando relajar el cuerpo para ofrecer una menor resistencia observó como Sergio se movía buscando una buena posición. La pala surcó el aire y antes de que pudiese procesar lo que pasaba impactó contra sus muslos, lejos de donde había esperado el azote.
    
    El siguiente azote siguió ascendiendo por los muslos, hacia las nalgas, pero también hacia el pene y los testículos del chico. Por un momento Iván se preocupó de que fuese a golpearle precisamente ahí, aunque el siguiente azote, hábilmente dado sobre el muslo, pero esquivando los genitales, le despejó cualquier posible preocupación. Cada golpe provocaba que gritase y gimiese, dejando una franja de piel que parecía arder y escocer al mismo tiempo. El chasquido de la pala al impactar quedaba prontamente silenciado por los quejidos del joven que ascendían en volumen conforme el cuero mordía de nuevo una zona ya azotada previamente. Las tachuelas metálicas de la pala incrementaban el dolor por el impacto, modificando ligeramente cada golpe.
    
    El dolor no era tan solo dolor. Cada golpe le hacía gritar y retorcerse, desatando el miedo al siguiente y el deseo de que el castigo acabase. Al menos, en la superficie de su mente, la parte que conservaba un breve rescoldo de racionalidad, pues el resto de su mente parecía pedir a gritos más, un nuevo azote, un nuevo golpe, ser castigado y sometido hasta que llegase a su límite. Deseaba con todas sus fuerzas correrse, pero en su nueva postura ni siquiera ese alivio le estaba permitido, desquiciándole y a la vez reafirmándole en su convencimiento de que debía someterse y acatar los deseos de Sergio.
    
    Sin dejar de azotar a Iván, Sergio comenzó a masturbarse. Cambiando de posición para poder golpear cómodamente sin necesidad de parar. Poniendo buen cuidado de no acertar en los testículos o el pene, fue ascendiendo por los muslos hacia las nalgas firmes y tersas de su novio. La piel blanca, tan parecida en color a la suya, fue tornándose roja, al principio un leve tono rosado que, conforme golpeaba una y otra vez, ascendía en intensidad. Pequeñas líneas ...
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