1. Morbo negro...


    Fecha: 23/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: AnaSur, Fuente: TodoRelatos

    ... Carlos se dejaron llevar hasta la cintura de Ana y en un rápido movimiento de cuerpos pegó el de aquella criatura al suyo, buscando un consuelo que dudaba en encontrar.
    
    - No quiero estar solo.
    
    - No te preocupes Carlos, me iré unos días a casa, si te parece bien…
    
    Carlos reflexionó sobre la idea que había escuchado de Ana. No quería estar con nadie en esos momentos, pero el abrazo de aquella niña lo estaba llevando a un punto en el que no era capaz de controlar sus emociones.
    
    - Muchas gracias Ana…
    
    Todo se volvió oscuro y por fin Carlos descansaba en la cama de matrimonio de la casa de campo que compartía con Julia. Ahora ella ya no estaba, y al girar su cuerpo sobre sí mismo le pareció que aquella cama era un desierto gigante. No sabía cuantos días habían pasado, se sentía mareado. Se incorporo, poniendo los dos pies en el suelo y se dio cuenta de que era de noche. Sentía sed, mucha sed. El calor era horripilante, necesitaba saciarse, y corrió a la cocina a buscar un buen trago de agua, cuando de repente pasó por una de las habitaciones de invitados. No podía ser…
    
    Unas braguitas rosa pálida era lo único que tapaba el menudo cuerpo de Ana. Dormía boca abajo, lo que le permitía a Carlos disfrutar de una espalda morena y tersa. Su pelo recogido a un lado dejaba ver el cuello delicado de la joven “hijastra” de Carlos. Tenía buenas caderas, Julia siempre se vanagloriaba del estiloso cuerpo que su hija había heredado de ella, aunque algo más bajita. Eso, a ojos de Carlos en aquel momento, le daba un aspecto de pequeña muñeca de porcelana. No pudo evitarlo y poco a poco fue acercándose a la cama. Un extraño aroma le condujo directamente hacía los pies de la cama. Ahí a la luz de la luna podía apreciar mejor como la chiquilla cruzaba las piernas, dejando que la tela de sus braguitas se entremetiese entre sus cachas. Carlos siempre fue un hombre muy activo sexualmente hablando. Tanto, que a veces se le pasaba por la cabeza la idea de ser un adicto sexual. Necesitaba sexo de forma abundante e intensa. No sabía decir cuanto tiempo llevaba sin mantener sexo, pero sentía unas ganas como si llevara meses sin follar. Echaba de menos a Julia. La necesitaba. Se arrodillo delante de la cama donde dormía Ana y de repente la chica se giro hacia donde él estaba. Entonces se dio cuenta, no podía ser. Esas braguitas fueron un regalo de Carlos para la madre de Ana. Y allí estaban, en esas caderas. Dos lágrimas se derramaron por las mejillas de Carlos, mientras este buscó el roce de la tela que tantas veces había besado, que había lamido, que había mordido.
    
    La boca de Carlos tocó la raja de Ana. Un suave aroma a mujer impregnó la nariz de Carlos. Movió su cara buscando sentir el suave tacto de la tela. Las manos de Carlos se aferraron a las caderas de Ana, de pronto sintió unas ganas irremediables de olerla mas profundo. Su nariz se entremetió entre los muslos de la chica, que aun dormida abrió por instinto sus piernas permitiendo que Carlos oliera su ...
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