1. Morbo negro...


    Fecha: 23/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: AnaSur, Fuente: TodoRelatos

    El día estaba demasiado nublado para las fechas del año. En pleno verano, el calor era sofocante, pero las nubes habían invadido el cielo y una especie de rara sensación de agobio campaba en el ambiente. Carlos no sabía como había transcurrido todo. Había sido todo demasiado deprisa y se sentía sin fuerzas para asimilarlo. Él, un hombre de éxito, que había levantado una multinacional a costa de 3 matrimonios, por fin había conseguido a los 56 años la pareja perfecta. Carlos siempre había sido un hombre que no dejaba indiferente a las mujeres, con su metro casi noventa de estatura, sus ojos azabaches y esa seguridad que impregnaba en el sexo contrario, se sabía con la capacidad de seducir a cualquiera que se pusiera por delante. Por eso, y por su duro trabajo, jamás había encontrado en una mujer el complemento perfecto. Hasta que llegó Julia, una mujer separada, madre de dos hijos. Ella era todo lo que Carlos buscaba en ese momento. Y ella ya no estaba. Un trágico accidente se la había arrebatado de forma súbita y allí estaba él, acompañando a Julia en sus últimos momentos en el cementerio con su familia. No faltaba nadie, aunque para el por alguna extraña razón le parecía muy complicado reconocer a la gente. Por supuesto, no conocía a toda la familia de Julia, su relación se había basado en la clandestinidad de dos personas separadas y no eran frecuentes las reuniones familiares, sin embargo, creyó reconocer a los dos hijos de su difunta pareja. A Eduardo, su hijo mayor, si que lo había visto alguna vez en casa de Julia cuando éste había ido a visitar a su madre, pero a la pequeña de la familia, Ana, no la había visto más que en fotos. Ana estaba estudiando en EEUU, financiado todo por su padre, y desde que empezó su relación con su madre nunca habían coincidido. En las fotos que recordaba Ana era una cría, y la joven que lloraba la muestra de su madre era ya casi una mujer. Podría ser que no fuese ella, pero durante la misa sus ojos se encontraron y lo supo. Vio los ojos de Julia reflejados en los de que aquella joven. Sería el bochorno del día, el ambiente lúgubre que se vivía, no sabía explicarlo, pero los ojos de Carlos conectaron de inmediato con los de aquella chiquilla que ahora lo miraba clavando en él sus ojos verdosos, esos ojos algo achinados, misteriosos…
    
    Durante el resto del funeral el calor y la conmoción no dejaron a Carlos pensar con claridad, fue por eso que cuando ya todo acabó por fin y Ana se acercó a él para darle el pésame, Carlos la abrazó con más ímpetu del que quizás tocaba. Lo extraño fue que sentía como ella, que jamás había visto a la pareja de su madre, no renegaba el abrazo, es más, debdo a la notable diferencia de altura, Carlos pudo notar como los brazos de Ana, su “hijastra” se elevaban por sus costados dándole un abrazo sincero y sentido que lo reconfortó en el alma. Carlos hundió la cabeza entre el pelo negro de Ana y pudo oler una fragancia cítrica y joven que contrastaba con el día plomizo. Los manos de ...
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