1. La calentura es mucha


    Fecha: 21/05/2019, Categorías: Hetero Infidelidad Autor: Tita, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ya no se le podía engañar fácilmente. Fue hacia el baño, pensando en que allí estaría su padre u otra persona.
    
    Lo dejé que inspeccionara, prendí la lámpara de luz tenue del buró y apagué la del techo. Cuando salió, lo llevé a acostar a su cama, me quedé un rato acariciándolo hasta que se quedó dormido. Regresé y volví a poner el seguro a la puerta.
    
    “Sube acá, mi garañón”, le dije a Eduardo haciendo a un lado la cobija que lo cubría. Él subió y lo obligué a hacer un 69 que me hizo tener otros pequeños orgasmos soltando más líquido de mi vagina. La verga de mi pareja se empezó a parar hasta que eyaculó en mi boca. Tragúe un poco del esperma que le salió y me enderecé para darle el resto de su semilla en un beso. “¡Furcia!”, musitó mientras yo metía mi lengua en su boca.
    
    Nos metimos bajo las cobijas, nos abrazamos para dormir. Tomé una teta y se la ofrecí mientras jugaba jalando su escroto. Mamando como bebé se quedó dormido.
    
    “Despierta, mi amor, ya se escuchan los pajaritos”, le dije a Eduardo en voz baja moviéndole la verga y los huevos. Mis caricias hicieron reaccionar al “pájaro madrugador”. Me monté en él y me moví hasta hacerlo venir. “Ya no hay tiempo para que te bañes, vístete antes de que despierte a los niños” dije y allí no pasó nada…
    
    En otra ocasión, varios amigos nos quedamos cantando y tomando el viernes en la noche. Ya de madrugada se retiraron todos, menos uno, Nemesio, a quien le pedí que se quedara porque “quería escuchar cómo cantaba al amor en el amanecer”, nunca habíamos pasado una noche juntos, pero sí nos habíamos amado varias veces en el hotel. Esa noche sólo hubo besos y caricias, pero estábamos rendidos y quedamos dormidos al poco rato de que me penetró “de cucharita” y sólo fornicamos cuando sonó el despertador. Me puse a preparar el desayuno para los niños, porque en poco tiempo llegaría Saúl, mi marido, por ellos, pero, mientras Nemesio estaba en el baño, los niños se levantaron y lo vieron cuando salió. El amigo tomó su guitarra y se despidió de nosotros.
    
    En el desayuno, me preguntaron mis hijos dónde había dormido él. “En el estudio”, contesté. Saúl llegó y se llevó a los niños. Al rato regresó Nemesio, cuando vio que pasaba el auto de Saúl. La pasamos desnudos, cantando y cogiendo hasta la tarde del domingo. En la noche, la cama olía a semen y flujo, el olor del amor desenfrenado.
    
    Resumiendo, al parecer, mis hijos no registraron que yo estuviese cogiendo con otro que no fuera Saúl, su padre (bueno, padre de uno, pero oficialmente de ambos). 
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