1. La calentura es mucha


    Fecha: 21/05/2019, Categorías: Hetero Infidelidad Autor: Tita, Fuente: SexoSinTabues30

    ... despidiéndonos. Moví lentamente mis caderas y el olor a amor inundó el ambiente… “¿Verdad que sí te quedas?”, le dije separándolo de mí, evitando que eyaculara. “Vamos a la cama a encuerarnos”, le ordené agarrándolo del pene para llevármelo al lecho marital.
    
    Yo lo desnudé en la recámara, y le pusiste seguro a la puerta. Pegué mi cuerpo al suyo restregando mis frondosas tetas en su pecho, sin despegarlas de su piel lo rodeé para tallarlas en su espalda, lo abracé en el pecho con una mano y con la otra lo masturbé suavemente e inicié con mi vello púbico caricias circulares en sus nalgas. “¡No sé si fue tu esposo, o tu primero o segundo amantes, con quien lo habías aprendido y practicado, pero debo agradecer la dicha!”, exclamó, y pleno de felicidad concluyó “Bonita, caliente y golfa, ¡qué más puedo pedir!”, al ritmo de los chasquidos in crescendo que yo provocaba jalándole la verga.
    
    Le solté el tronco cuando ya iba a iniciar la eyaculación. Me hinqué y le mamé el falo para limpiar el presemen que le escurría. Suspendí para levantarte, me metí su crecidísima verga y me colgué de su cuello asiendo su cintura con mis piernas enganchando mis pies. Tuvo que cargarme de las nalgas para no perder el equilibrio y ayudarme a mover de abajo hacia arriba. Me vine antes que él y me solté para caer en el colchón, dejándolo otra vez sin eyacular.
    
    Vio mi mueca de evidente satisfacción y sonreí al ver su pito parado y reluciente de mis jugos que escurrían hacia su escroto. Al minuto, ya reestablecida mi respiración, palmeé en la cama para indicarle que se acostara.
    
    Tomé su tronco para seguir masturbándolo y evitar que decayera la turgencia. Otra vez más se quedó a punto de soltar el chorro de semen pues me acomodé para cabalgarlo hasta hacerlo venir y tener yo dos orgasmos más que culminaron en gritos. Quedamos acostados, desguanzados y sudorosos: yo sobre él, sin salir aún su verga de mi cueva.
    
    De pronto escuchamos que querían entrar a la recámara, nos levantamos de inmediato. Escurrieron nuestros fluidos en la colcha de la cama, en mis piernas y en sus huevos. Tiré la colcha de la cama en el piso, entre la cama y las cortinas del ventanal, y a señas le ordené acostarse allí, quedando oculto a la vista con medio cuerpo bajo la cama y el resto por la colcha.
    
    Me puse una bata cortita mientras preguntaba quién era y apagaba la luz. “Yo”, se escuchó como respuesta la voz de mi hijo de ocho años. “¿Qué pasa?”, pregunté abriendo la puerta. “Oí que gritaste”, me dijo el nene. “No fue nada, iba a ir al baño y me tropecé”, contesté.
    
    “¿A qué huele?”, preguntó prendiendo la luz, “¿Te hiciste pipí?”, dijo aspirando el penetrante olor a sexo y viendo en mis piernas que escurría un hilillo de semen que había bajado del nivel que cubría la batita. Seguramente mi hijo reconoció, en una escena similar con mi esposo, quien le explicó en su momento que “mami se había hecho pipí”, al ver exactamente lo mismo que ocurría ahora, tres años después. Lo cierto es que ...