1. El enfado de Elena


    Fecha: 21/05/2019, Categorías: Masturbación Autor: Chigron, Fuente: TodoRelatos

    ... para coger una caja de zapatillas que había detrás, y dentro de la cual, tapado con unas gamuzas y otros utensilios para limpiar zapatos, se encontraba un consolador de tamaño mediano que había traído sabiendo que en los días que iba a estar sola podía necesitar de su ayuda.
    
    Se sentó de nuevo en la silla, vestida nada más con esas sandalias que tan sexy le hacían sentirse,y le dio un buen trago a la cerveza fría, a la vez que iba abriendo en el ordenador el segundo enlace que le había mandado esa mañana su amigo. Esta vez todo era nuevo, a diferencia del anterior, de éste aún no había ojeado nada, así que cuando empezó a leer la visión que Pedro tenía del día en que estuvieron en la finca familiar de Eduardo, volvió a tener una sensación de vacío interior que parecía querer consumirla. Incluso cuando iba entrando en los detalles más picantes de aquella jornada de hacía tan sólo un par de meses, le comían las dudas de cómo sería aquello de reconocible para alguna de sus amistades o familiares. Pero poco a poco fue abstrayéndose de los sentimientos más negativos, y acompañado con tragos continuos de la cerveza, volvió a entonarse con la lectura que estaba llevando a cabo. Para cuando empezó a recordar aquellos calientes momentos en la cama de la finca campestre, sus manos ya tenían cogido el consolador con forma de polla que aliviaba sus calenturas en esas vacaciones.
    
    Nuevamente su mano zurda era la que toqueteaba el clítoris, mientras que la mano diestra era la que jugaba con el dildo en la entrada de su coño. Elena misma notaba que su anterior masturbación había hecho que ahora se tomara estas nuevas caricias con más calma, disfrutando más intensamente todos los tocamientos, y de la propia situación. Quitó la mano izquierda de los labios vaginales y se la llevó a los pechos, dejando caer un hilo de saliva desde su boca al pezón, para usarlo como lubricante natural a la hora de acariciarlo. Ahora mismo se sentía caliente como una perra en celo, se sentía deseada leyendo esas lineas, se sentía como cuando de más jovencita atraía a cualquiera lanzando una mirada, poderosa y deseada, y a su cuerpo le gustaba aquella sensación.
    
    La lectura avanzaba y cada vez se notaba más cachonda. La punta del consolador ya entraba en la antesala del coño cadenciosamente, sin prisa, recreándose en el placer que le estaba dando. Mientras la otra mano continuaba acariciando las tetillas, presionando los pezones como si quisiera sacar una leche que hacía años que no tenía.
    
    Acabó la lectura, esta vez sin acercarse siquiera al orgasmo, pero tan excitada que sabía que no iba a acabar con el relato de como Pedro le comió el coño con vehemencia en aquella cama. Se puso de pie, sin sacarse el consolador que estaba metido hasta la mitad, y se dejó caer en el lecho de la habitación aún sin arreglar las sábanas, subiendo también las piernas con las rodillas dobladas , y las sandalias todavía puestas que daban a toda la escena un toque fetichista que ese momento le ...