1. El enfado de Elena


    Fecha: 21/05/2019, Categorías: Masturbación Autor: Chigron, Fuente: TodoRelatos

    ... aunque levemente.
    
    El primer relato había sido una grata experiencia, aunque cuando se paraba a pensarlo fríamente, todo el aplomo y la excitación pasada se hundía, y los fantasmas que cruzaban su cabeza dejando imágenes de familiares y amigos descubriendo aquellas lineas le generaban un espanto por encima de lo normal.
    
    Tan metida estaba en esos pensamientos, que cuando sonó el teléfono casi se mea encima, del susto. Y aunque lo cogió pensando con terror que pudiera volver a llamarla su marido para pedirle explicaciones, esta vez era su hermana, que la avisaba de que al día siguiente iría a visitarla, para ir juntas a la piscina - y que luzcas tu culo-carpeta junto al mio- le dijo entre risas antes de colgar.
    
    Elena se volvió a mirar nuevamente su culito, ahora ya completamente desnudo, sabiendo que había quien lo encontraba tremendamente atractivo. Y se movió aún sobre sus sandalias, y tan sólo tapada con el sujetador, en dirección al baño, donde realizó una buena meada, limpiándose después bien el conejito, con la tira fina de bello púbico negro pulcramente recortada y que lo coronaba, y que hasta ese momento aún presentaba restos de flujo. Cuando llegó a la habitación de nuevo, se dio cuenta que la sed, una vez saciadas sus otras necesidades, volvía a hacer acto de presencia, y se dirigió al vaso de vino blanco que aún permanecía en la mesita, terminándoselo de un trago, pero estaba ya a temperatura ambiental con lo que no sirvió para saciar su sed. La botella que se encontraba al lado también estaba vacía, así que echando mano a ambos bajó la escalera tal como estaba para coger más bebida fría. Tras la frenética sesión que se acaba de pegar necesitaba ingerir más líquido, y a ser posible frio.
    
    Descendió los escalones lentamente, marcando los pasos, acentuando el movimiento de sus caderas. Por alguna razón en ese momento se sentía tremendamente sensual, y sexual, con su pelo negro y sus andares de gata ella misma se sentía como una pantera, capaz de devorar a cualquier hombre que se pusiese en su camino… aunque puesta a devorar, tenía muy claro quien sería el cabrón al que elegiría si lo tuviese al alcance de las zarpas.
    
    La nevera se abrió iluminando el cuerpo de Elena con su luz blanca y pálida, y el aire frío que se extendió hacia la preciosa morena le erizó tanto su piel como sus pezones. Para su disgusto no quedaba vino, así que sacó una cerveza rubia; no era su bebida favorita, pero quería algo frio, y su ánimo le pedía que además llevara alcohol. Se la sirvió entera en un vaso y volvió de nuevo sobre sus pasos hacia la habitación, marcando de nuevo el cuerpo con sus movimientos. Aún le quedaba un relato por leer, y no iba a posponerlo a otro momento.
    
    Entró a la habitación, y posó el vaso. Esta vez tenía claro que no se iba a limitar a leer. Se quitó el sujetador y dejó que sus pitones se aireasen, firmes como estaban, previendo lo que se venía. Después se dirigió al armario, y en el estante superior apartó unos jerséis ...
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