La granja - Relatos Eróticos

La granja

... la cama y empieza a buscar su ropa. —No hace falta que te vistas, además que no te de pena, he visto las vergas de todos mis compañeros, incluyendo la de tu tío, normalmente en los días de calor, la mayoría andamos en ropa interior o desnudo, así que no te preocupes—

Alex observa al hombre que tiene al frente, parece agradable, de unos treinta tal vez menos, y con un cuerpo increíblemente tonificado y peludo, cuerpo que s eliges observar porque el hombre está sin camisa.

—Igual no me siento cómodo— Dice Alex colocándose un pantalón, y cuando piensa en ponerse la camisa lo descarta, pues hace demasiado calor. —Por donde empezarás?—

El hombre detalla un momento a Alex, y se pregunta cómo se verá el culito del chico sin la ropa interior, pero aleja ese pensamiento al recordar que es el sobrino de su jefe.

—Empezaremos por la casa, ya después te mostrare los establos y las partes en donde trabajamos—

El hombre empieza a decirle la habitación de cama trabajador de la finca, y algún dato curioso de cada persona.

—Yo duermo aquí— señala una habitación que queda en el segundo piso, pero a unas cuantas habitaciones que la de su tío —En cada habitación dormimos al menos dos o tres, al principio era un fastidio, tanta testosterona junta puede traer problemas, pero ya después que te acostumbras es más fácil la convivencia—

Pasean un rato por la casa, el hombre que se llama Javier le muestra cada rincón de la casa, desde la cocina que está en remodelación pero está apunto de estar lista, hasta el patio, en donde todos se bañan.

—Y no es incómodo bañarse aquí afuera?— Pregunta Alex, con un poco de confianza, pues Javier es agradable.

—La verdad no, es bastante fresco, estar al aire libre en pelotas— Javier se ríe, y Alex hace lo mismo — No se si tú tío te explico que debemos cagar afuera— Alex asiente —pues eso si era algo incómodo, ver a tus compañeros defecar, y todos en agachados empujando, si era un poco raro, pero aquí la palabra raro no existe, por lo que no tardamos mucho tiempo en acostumbrarnos. estoy bastante seguro que me costará sentarme en el retrete cuando acomoden todo— Ambos ríen.

Javier le muestra todo el patio, el cual es demasiado grande, le muestra en donde se encuentra la parrillada, y un par de hamacas por si quieres dormir afuera, o simplemente recostarse. Le muestra el estanque donde para no gastar el agua del tanque de la casa, se bañan ahí, y por último lo guía cerca de unos árboles, en donde todos hacen sus necesidades.

Después de eso, Javier le muestra el resto de la finca, aunque no todo, ya que es demasiado grande, pero si la parte escensial, y por donde puede llegar más rápido.

Cuando regresan a la casa, todos los trabajadores, que son casi veinte y uno, se encuentra sentados, algunos echados en los muebles, otros en la cocina, y algunos en el piso, y todos sin camisa, y alguno que otro se encuentra en ropa interior. Todo el lugar huele a macho, olor que causa un cosquilleo de lujuria a ...