1. Mis sensaciones después de ser un sumiso cornudo


    Fecha: 16/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: dominama, Fuente: RelatosEróticos

    ... me dices. “Levántate, termina de ducharte y ven aquí a secarme el pelo, zorra.”
    
    Termino de ducharme con prisa y después de secarme, me coloco detrás de mi Dueña. Con la toalla del pelo, comienzo a secárselo despacio, y después lo hago con el secador. A Ella le encanta que le seque el pelo. Es una de mis muchas obligaciones diarias. Estoy desnudo detrás de ella, y de pronto, percibo que mira mi pequeña polla flácida a través del espejo y sonríe para decirme:
    
    “Tienes una polla ridícula, Pedro. Pero te quiero mucho preciosa”
    
    Miro hacia el suelo y le digo que me alegro que encuentre otras pollas de las que disfrutar. Entonces, después de girarte, me das una torta con fuerza y me repites lo que me has dicho muchas veces:
    
    “Pedro, me da igual lo grande o pequeña que la tengas. Eres mi perro, mi sumiso, mi amigo, mi TODO… métetelo en la cabeza. No uso a otros sumisos para follarme pollas más grandes que la tuya, sino para humillarte y que sepas que siempre podré hacer de ti lo que desee. No volveré a repetírtelo nunca más. La próxima vez que lo insinues, entonces buscaré a un hombre muy dotado y me lo follaré durante horas mientras tú estás sentado sobre un plug y atado a una silla.”
    
    Agacho la cabeza y emito un imperceptible “Sí, Ama. Perdón. No volveré a repetirlo”. Entonces me miras fíjamente y me besas en los labios. Es un beso que habla. Que me está diciendo un “te perdono”. Inmediatamente después, señalas tu ropa que está encima de la cama y me dices que te vista. Quieres estar cómoda en casa el resto del día. Sobre la mesa hay unos culotes de encaje negros, unas mallas que te quedan de muerte, una camiseta de Spiderman y una sudadera gris.
    
    Después de vestirte, señalas ropa que hay sobre una silla y me dices que me vista. Veo que hay unas medias negras, un tanga con encaje a juego con un sujetador también negro, una faldita corta y una camisa abierta a la espalda. También están mis tacones negros favoritos de talla 45. Cuando estoy terminando de vestirme, me dices que te prepare la cena y que cuando termine te la sirva en la terraza.
    
    Vuelvo a sentirme pleno. Haciendo que recuperemos nuestra rutinas has eliminado cualquier atisbo de tristeza de mi cabeza, y contoneando mis caderas encima de esos tacones de 11 cm me dirijo a la cocina para preparar tu cena con una media sonrisa en mi cara y la ilusión de poder cenar junto a ti disfrutando de horas de conversación.
    
    Pienso que soy afortunado por pertenecerte. Por ser tu sumiso. Y me siento fuerte y preparado para todo. Para ti. Enciendo la música en la cocina y me concentro en mis tareas domésticas, sabiendo que queda una bonita noche a tu lado y que mañana será otro día, y me levantaré habiendo crecido para ti. Y pienso que esa es mi única ilusión. Complacerte. Ser mejor sumiso cada día y que te sientas orgullosa de mí.
    
    Al llegar a la terraza, sirvo la comida y con una sonrisa de orgullo en mi alma, te digo:
    
    “Gracias Ama” 
«1234»