1. Mis sensaciones después de ser un sumiso cornudo


    Fecha: 16/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: dominama, Fuente: RelatosEróticos

    ... como queriendo recuperar un terreno que, acaso hace unos instantes, creí perdido. Y de pronto, incorporas un poco tus caderas y con tus manos agarras mi polla para dejarme entrar en ti. Ese placer que tantas veces nos hemos dedicado, pero que por un segundo se me antoja solo mío, y disfruto cuando aprietas mi polla con tu coño, como haces cada vez que follamos. Mientras nos movemos acompasadamente te acercas a mí y me besas diciéndome:
    
    ”Vamos mi amor. Fóllame. Soy tuya y nunca seré de nadie más. Aunque otros me follen también. Aunque le rompa el culo a otras personas, aunque me corra con ellos y ellos se corran para mí, soy entera para ti, preciosa… tenlo claro, así que esmérate… que quiero correrme sobre ti”
    
    Después de corrernos los dos a la vez,me cogiste de la mano y me llevaste a la ducha.
    
    “Ven cariño. Estoy muy orgullosa de ti, pero quiero que me bañes. Deseo sentir tus manos recorrer mi cuerpo. Enjabonarme. Enjuagarme. Aclararme, echarme cremas y vestirme para ti”
    
    Pienso que es una suerte ser propiedad de Ella. Entre las rutinas de mi día están despertarla cada mañana con sexo oral, bañarla, ayudarla a descalzarse y calzarse, y otras mil tareas que Ella establece para que no pueda dejar de sentir ni un segundo de mi vida que le pertenezco. Que soy de su propiedad. Que haré siempre lo que desee… y que Ella hará lo que quiera conmigo.
    
    Ducharla es una de mis labores favoritas. Su escaso 1,59m rebosa sensualidad. Su cuerpo es una maravilla para verlo y para disfrutarlo… y disfruto mucho pasando mis manos por su cuerpo mientras distribuyo el jabón acariciando suavemente ese cuerpo que cualquier querría tener. Adoro lavarle el pelo, y ella disfruta mucho también del cuidado que pongo dejándola perfecta.
    
    Además, siento cierta necesidad de ducharme. Me siento una puta después de haber sido follado dos veces por su juguete, y quiero quitarme su olor de encima, así que nos metemos en la ducha y parece que el tiempo se para. Cierro los ojos mientras el agua cae sobre mi cabeza, pero de pronto siento que me agarras de la oreja, me acercas a tu boca y me dices:
    
    “A mis pies, puta… no vayas a olvidar cual es tu sitio”.
    
    Inmediatamente me arrodillo y lamo sus bonitos pies. Esos pies de la talla 37 con las uñas rojas, que son mi perdición. Los lamo como si me fuera la vida en ello, y de pronto, siento que el agua deja de salir de la ducha. Miro un poco hacia arriba y te veo sonreir mientras muerdes tu labio inferior. Conozco esa cara, estás excitada y tu perversa mente ha pensado algo. Sin dudarlo un segundo me giro y me coloco boca arriba.
    
    Ella se agacha sobre mí, poniendo su coño en mi boca. Lame bien, puta… y a mi orden, abre la boca. Voy a mearte, y espero que tengas sed, porque no permitiré que derrames ni una gota. Abro mi boca y ella comienza a mear en mi cara, y cuando ve que no puedo más, baja un poco hacia mi cintura para arrojar su líquido dorado por mi pecho, mi tripa y mi pequeña colita.
    
    Después, sales de la ducha y ...