Paola y Emma 12 - Relatos Eróticos

Paola y Emma 12

... tratando de cambiar de tema.

—Solo estoy un poco estresado, tengo muchos pensamientos que me tienen inquieto.

—Y si vamos a bailar, tal vez eso te despeje.

—Sí, por qué no, vamos.

Paola y Aldo se dirigieron al mismo lugar donde Paola solía ir con sus amigas a bailar, se encontró con algunas, Diana estaba entre ellas, las saludó y se puso a bailar con Aldo, Pronto la pista solo fue para ellos dos, Aldo destacaba por sí solo en lugares como esos. Paola se sentía bien, por un momento pensó que Aldo también lo estaba disfrutando, pero pasadas pocas canciones, hicieron una pausa y después de eso Aldo ya no quiso seguir bailando ni estar en ese lugar así que lo dejaron, Paola estaba dispuesta a tener intimidad con Aldo, pero él la rechazó y le recordó su convenio, también le dijo que se sentía inútil, pues ella lo había ayudado varias veces y él no había tenido muchos avances para poder quitarle la maldición a ella, Paola le dijo que no importaba y que sabía que eso llevaría tiempo, Aldo no quedó convencido y decidió llevar a Paola a su casa. Ya estando en su casa después de darse un baño y masturbarse un poco fantaseando con Aldo y después de mandar su respectivo incentivo al chico de las asesorías se puso a pensar sobre qué hablarían Aldo y Emma, pensó en preguntarle directamente a Emma, pero como su actitud esos días era tranquila, no quería estar de nueva cuenta en su radar, pensó entonces en preguntarle a la profesora, pero sabía que ella no estaba completamente recuperada además recordó que le dijo que ella no se metía en asuntos de terceros, sin más opciones, la única posibilidad era decirle a Aldo que lo había visto con Emma, Paola se durmió pensando si esa sería la mejor opción.

Al día siguiente como de costumbre la madre de Paola la despertó y ambas hicieron su rutina diaria, al llegar al instituto Paola vio a Aldo y le pidió que se saltara la clase con ella, él primero dijo que no, pero después de algunas súplicas, aceptó, ambos se fueron a la cafetería, en cuanto hubo tranquilidad en el lugar, Paola procedió con extremo cuidado, explicándole a Aldo lo que había viso el día anterior en el parque. Aldo de momento pareció sorprenderse, pero al continuar escuchando a Paola se relajó.

—Como te he dicho antes, conozco a Emma desde hace mucho tiempo, pero después cada quien siguió su camino hasta que de nueva cuenta coincidimos, al principio era como si ella siguiera sin existir para mí, pero estas circunstancias me obligan a no ignorarla.

Aldo pensó por algún tiempo

—Ahora entiendo, Emma es un obstáculo muy grande, traté de hablar con ella, pero dijo que no contaba con su ayuda.

—Cada vez que estoy con ella siento que no puedo hacer nada, salvo obedecerla. Prácticamente, ella tiene el control de mi vida, me sorprende que me permita estos momentos de felicidad contigo.

—Pero ya no estás sola, cariño, lo he pensado y con lo que nos dijo la profesora y lo que no me quiso decir Emma, creo que podemos hacer algo, he ...