1. El regalo: Un antes y un después (Quinta Parte)


    Fecha: 13/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... míos, los suyos, los de los demás y por supuesto, nuestras inconformidades. Se tragaba todo hasta que por su propio peso, después se le escurrían a borbotones los resentimientos, afectando todo alrededor.
    
    Y tenía miedo a su reacción. ¡Pero no! No porque fuese agresivo ni violento, al contrario. Con él era todo tan distinto, ver como se alejaba siempre en calma, como si fuese él, una marea suave, apartándose de sus orillas; siempre callado sin decir nada, como aquella otra vez que le fallé. Se fue sin decirme nada, y aunque soy consciente de que en un principio no lo busqué, me abandonó en manos de un extraño, cerrando ventanas y puertas, cualquier espacio vacío o resquicio por donde yo lo pudiera hallar de nuevo. Sin luchar, sin intentar.
    
    Me puse de pie y marché resignada a nuestra habitación, necesitaba una ducha reconfortante y que me aliviara la tensión de aquel dia. De paso los calambres que había venido sintiendo en mi bajo vientre. Me fui desvistiendo de aquel traje de oficina, para darme cuenta de mi completa desnudez. Y al tomar la chaqueta de mi traje, volvió a mí aquella varonil fragancia. ¿Pero cuando? ¿En qué momento?... Sí, aquel abrazo en la calle, tal vez. La acerqué hasta mi rostro e inhale despacio. Si, olía a él. ¡Desagradable aroma a traición! Eso sería lo que mi esposo percibió aquella noche. La ordené con cuidado al fondo del armario, escondida entre más vestidos, no sin antes rociar sobre ella un poco de mí perfume. Tomé camino hacia el baño y ya debajo de la regadera, fui enjuagando mi cuerpo, mojando mis cabellos y cerrando mis ojos, recorriendo con la esponja enjabonada mis brazos, los hombros, deslizándola sobre mi piel. Rememorando los pasados momentos.
    
    Mis manos se resbalaron desde mi cuello hasta mis senos hinchados, rodeándolos de suave espuma, uno primero, el otro después. Ambos con mis pezones duros y tan sensibles al tacto que me dolían, clara señal de que estaba por bajarme la menstruación. Mis manos fueron descendiendo por mi vientre, deteniéndolas un poco en mi ombligo, circulando suavemente a su alrededor. Y de allí hasta mi pubis, sin demora, como compitiendo con los chorros de agua tibia que lo empapaban. Pasé con esmero la esponja por la mata de mis vellos negros, formando burbujas, brillantes y tornasoladas, goterones de espumoso jabón cayendo unidos en un solo manantial hasta el piso de la ducha.
    
    Me estaba relajando y excitando en verdad. Mientras me esmeraba en enjabonar mis nalgas y las piernas hasta mis pies, la imagen de mi jefe desnudo, llegó a mi mente para acompañar aquel íntimo ritual. Al pasar mis manos por mi cintura hacia atrás, intentando abarcar la totalidad de mi espalda, sentí el cosquilleo típico de la excitación. Y a mi mente, don Hugo llegó. Sus manos en mi espalda, su pecho tan pegado a mis tetas, oprimiéndolas, sintiéndolas él. Mi mano soltó la espumada esponja y se fueron perdiendo dos de mis dedos en mi interior. Abriendo mi raja, apartando mis labios mayores y hallando ...
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