Un delicioso día de playa con mi ex suegra - Relatos Eróticos

Un delicioso día de playa con mi ex suegra

... cuando supusieron que estaría todo el día tumbado en una hamaca. Si, en una hamaca, pensaba, pero con un pibón a mi lado que ninguno de ellos podría ni imaginar conseguir.

Deseoso por volver a su encuentro, acabé rápido, y me dirigí apresurado a la piscina de nuevo, donde me recibió con una cerveza bien fría que acaba de traer de casa.

Nos tumbamos en nuestra esquina de todas las mañanas, que cambiábamos por la tarde según se desplazaba el sol.

—Tienes que salir Julia. ¡Te invito a comer a la playa! Es viernes y no tengo que conectarme por la tarde.

—Uff. Me da pereza. ¿A cuál bajas tú?

—Podemos ir a la playa del Cable, está muy tranquila.

—Hace años que no voy a esa.

No me costó mucho convencerla de salir de su cárcel de oro, y regalarnos un día de playa. Reservé para comer en el Beach bar Sacay, frente al mar. Mientras preparaban la paella, cogimos hamacas y decidimos darnos un baño.

—La última vez que vine se llamaba la Dolce Vita, estoy anticuada —confesó.

Se despojó del pareo, quedando su cuerpo cubierto solo con un bikini negro, de braguita reducida cogida muy arriba en la cintura realzando la longitud de las piernas. El top debía de ser una talla inferior con un escote muy abierto. «Estarás anticuada pero espectacular» pensé. En ese momento decidí que iba a intentar follármela.

—Te hace un cuerpo muy bonito, no te lo había visto.

—Eres muy adulador. En la urbanización prefiero pasar más desapercibida. Aquí no me importa, aunque hay demasiados cuerpos bonitos.

—Habrá muchos, pero miro alrededor, y no veo ninguno como el tuyo.

—Me subes la auto estima. Me alegro de haber venido, me hacía falta salir de la urba.

Se embadurnó entera con un fotoprotector FPS 50. La coquetería era superior a la modosidad. Para evitar el corte del sol sobre sus hombros, decidió desanudar los cordones que sostenían el top tras el cuello, sin quitárselo, dejándome con las ganas de ver su precioso pecho. Debió leerme el pensamiento.

—No suelo hacer top less, salvo si estoy sola.

—Podría prometerte no mirar, pero no sería capaz de contenerme —sonreí.

—No seas tan mentirosillo. Dame crema por los hombros y por detrás.

La unté de crema desplegando mis dedos muy despacio, sintiendo su cuerpo agitarse al paso de mis dedos, temblando sutilmente. Al terminar, no queriendo montar un número en público, por más ganas que tenía de montarla a ella, me tendí a su lado.

—Es un detalle que quieras pasar el día con tu ex suegra, habiendo tanta chica joven.

Yo no pensaba igual, siempre me había gustado esa mujer, y ahora me parecía fascinante estar a su lado en la playa. Mi polla opinaba igual que yo, tenía una erección monumental que no pude disimular. Los ojos de Julia se quedaron detenidos en ella. Afortunadamente no había nadie alrededor.

—Vamos al agua. Te vendrá bien —sonrió.

Entramos en el agua corriendo. Las caricias de las olas, bajaban el calor que las ganas de follarme a Julia, a plena luz del día me ...