1. Liado con las peregrinas


    Fecha: 16/03/2019, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... rodillas, Encarna no decía nada. y el placer era intenso y se dejaba hacer emboscada en placer del masajeo… mientras mordía su labio inferior.
    
    Llegue con mis masajes como a la mitad de los muslos a la vez que me iba poniendo berraco con la escena de su faldita y las bragas y el montículo de venus…. Angela, su amiga, se empezaba a mover inquieta al ver donde tenía las manos, por lo cual bajé de nuevo los pulgares hacia los hinchados tolillos de Encarna, para volver a frotarle las plantas de ambos pies dejándola de reposo con los pies en al agua, a la vez que me sentaba en una piedra en mitad del cauce con todo el pantalón medio mojado, dejando mostrar protuberancia...
    
    Les indiqué que había un albergue más adelante y que llevan unos amigos, y que allí podían descansar, y a la vuelta de mi etapa, si estaban por allí les podía dar un cierto masaje más intenso ya que llevaría un poco de aceite y un gel frio aceite de argán.
    
    Y así quedamos, como buenos romeros del Camino en ayudarnos, de camino al río hasta sus mochilas, Encarna hecho mano atrás buscando a escondidas mi vergón, que apretó con ansia y alevosía.
    
    Llegados a sus mochilas siguieron su ruta y yo la mía, llegado al pueblo compré el gel y el aceite, y me volví sobre mis pasos con la idea de hacer una parada en el albergue, dejar el aceite y el gel, y seguir mi camino no sin antes cata ala peregrina si llegaba el caso.
    
    Cuando llegué ambas peregrinas ya estaban de mejor humor, muy cambiadas y repuestas, les entregué lo comprado a cambio de una cerveza, a la cual siguió otra, y entremedio empezó la Encarna a darse ella misma el aceite y el gel, no sabiendo muy bien cómo hacerlo, ni orden de los productos, por lo cual me sugirió que podía dárselo yo, buscando la complicidad de forma un poco infantil, a la vez que dejaba ver sus perlados peños del coño, asomar por entre los pliegues de la braga.
    
    Mis conocidos, viendo lo que iba cociendo, y que la tal Encarna se iba medio despechugando debido a la sofoquina, nos ofrecieron que subiéramos a la habitación del primer piso en la cual había unas camas viejas y unas colchonetas, y que allí estaríamos más tranquilos para el tema de los masajes…
    
    Y así fue como Encarna salió rauda hacia la habitación en cuestión, mientras Angela se entretenía con otras chicas extranjeras.
    
    Ya en la habitación puse panza abajo a Encarna, y procedí a darle con el aceite de romero y argán en los pies y tobillos, realizando una serie de masajes, y rotaciones, en las cuales su braga ahora azul, ya marcaba raja y nalgada, la estiré en el suelo tan grande como era a la tal Encana, algo mayor que yo, y me subí a su espalda pisando esta con los pies desnudos, pronto su espalda empezó a crujir de los desentumecimientos, pero a Encarna todo aquello le iba gustando más y más , y se abría y abría, me indicó que ya puestos porque no le daba un fregoteo a su nuca y omoplatos y más abajo.
    
    Dicho hecho, me puse encima de su culamen, lo cual no le importó, sino que se ...