1. Mis inicios con el señor fotógrafo 2


    Fecha: 11/05/2019, Categorías: Gays Incesto Sexo con Maduras Autor: Otra Persona, Fuente: SexoSinTabues30

    ... me viera, me deleité mirándole esas deliciosas nalguitas que movía provocativamente a cada paso que daba. Hice lo que él me pidió aprovechando una pasta de jabón fino y cuando terminé regresaba con una toalla en su mano mientras que su deliciosa verga balanceaba deliciosamente al ritmo de sus pasos, me sequé y me hizo parar sobre la banca de madera, me dijo que abriera bien mis piernitas y pusiera mis manos sobre el espaldar de la banca, sentí que sus manos se apoderaban de mis nalguitas y con sus pulgares me las abrió dejando expuesto mi inexperto y virginal culito, después sentí como su lengua jugueteaba con mi agujerito sacándome deliciosas sensaciones y aunque trató de metérmela, no le fue posible; tomó con su mano mi veguita que estaba toda paradita y mientras su boca se daba un festín con mi culito, con su mano me hacía lentamente la pajita. Después de un buen rato en esta actividad se retiró
    
    — ¿Cómo te pareció? —
    
    — Don Sebas, eso fue maravilloso. Yo no sabía que uno con el culito uno también podía pasarlo tan rico—
    
    — Por ahí es por donde más se disfruta…— me dijo con malicia
    
    — Enséñeme— le rogué
    
    — Espera, paciencia que todo se va dando a su tiempo— no entendí cómo se podría gozar más pero tampoco insistí
    
    — Ahora quiero que me des un regalo…— y dentro de mi inocencia sentí que yo no tenía nada que darle y me disculpé
    
    — Yo soy un niño y no tengo nada que a usted le pueda gustar—
    
    — Claro qué sí lo tienes, es algo que tal vez para ti no signifique nada, pero para mí es algo muy valioso, es algo que me daría una enorme satisfacción y que no puedes ir dejándolo por ahí botado— yo estaba muy intrigado sin saber de lo que hablaba— es algo que solo le puedes dar a personas que lo merezcan—
    
    — Si yo tengo eso que usted tanto quiere, yo con mucho gusto se lo regalo, pero ¿Qué es? —
    
    — Mi niño, es tu lechita— me extrañó mucho lo que me dijo
    
    — Claro don Sebas, yo le doy mi lechita, pero ¿Para qué la quiere? —
    
    — Pues para tomármela— dijo y yo me quedé asombrado y pensé que era repugnante
    
    — Eso es de mucho alimento y me gusta mucho su sabor— con estas palabras mi percepción cambió un poco
    
    — Ven yo te la saco— me dijo, él se sentó en la banca de madera y me indicó que me parara en ella a su lado, tomó mi delicado y pequeño pipí que ya no estaba en su plena rigidez y con su delicada mano y se lo metió en su boca y empezó a chupármelo delicadamente lo que hizo que recobrara su dureza y vigor mientras que con su mano me estrujaba delicadamente mis bolitas y en ocasiones su dedo se aventuraba a excursionar hasta el infantil y rugoso agujerillo de mi culito, lo que me provocaba un gran placer, presionaba allí como queriendo entrar, pero sin hacerlo y después de un corto tiempo empiezo a sentir esa deliciosa sensación de esas corrientes recorriendo todo mi delicado cuerpecito, apreté involuntariamente mis nalguitas con mucha fuerza, mi cuerpo se puso rígido y empezó a temblar y convulsionar, la piel se me erizaba de las ...