1. Mis inicios con el señor fotógrafo 2


    Fecha: 11/05/2019, Categorías: Gays Incesto Sexo con Maduras Autor: Otra Persona, Fuente: SexoSinTabues30

    En la primera parte de esta historia había narrado cómo fue mi primera masturbación, que muy amablemente el señor fotógrafo me había enseñado. Pues bien, cuando salí del negocio de don Sebas, llegué a mi casa y no había nadie en ella, yo estaba muy feliz con lo que acababa de aprender y lo primero que hice fue empelotarme del todo y darme una buena ducha y después de esto caminaba libre por mi casa acariciándome con una mano mi pequeña verguita que estaba toda paradita pidiendo más acción, mientras que con la otra me acariciaba las nalguitas y las tetillas donde sentía una deliciosa sensación, recorrí toda la casa sintiendo el delicioso placer de lo que me esperaba con mi nuevo conocimiento y por fin, en el patio de la casa, rodeado del florido y bien cuidado jardín de mi madre, no aguanté más y pude experimentar el gozo que me provocaban las nuevas sensaciones que recorrían todo mi infantil cuerpecito, empecé a temblar febrilmente mientras esas ricas corrientes me hacían convulsionar involuntariamente, puse mi mano en la puntica de mi adorado amiguito y por primera vez pude apreciar como ese viscoso y cálido líquido salía expulsado violentamente haciendo que mis nalguitas y todo mi cuerpo se tensionaran con fuerza, sin poder contener ese chorro de placer que escurría por mi manita. Cuando todo volvió a la normalidad, vi el charco que había dejado en el piso del patio y mi mano llena de aquel precioso elixir, fui nuevamente a la ducha, me lavé bien mi preciosa veguita, me vestí y después traté de secar el charco del patio, para que mi mamá no lo notara. Después me dediqué a hacer mis tareas escolares pensando siempre en mi amigo don Sebas y fantaseando de lo que haría el día siguiente. Tuve muy en cuenta las recomendaciones de don Sebas y ese día, aunque moría de ganas de volverme a masturbar, lo evité.
    
    Al día siguiente le mentí a mi mamá diciéndole que me demoraría porque tenía unas tareas que hacer en la casa de un compañerito. Después de la escuela pasé por la fotografía y allí estaba como siempre y aunque miles de pensamientos nefastos pasaron por mi inquieta cabecita, de que todo el pueblo podría enterarse de lo sucedido, mi deseo por saber cosas nuevas fue mayor. Me saludó con mucha cordialidad y un poco de malicia
    
    — Hola Adrián. ¿Cómo has estado? —
    
    — Muy bien don Sebas ¿Y usted? —
    
    — Muy bien y mucho mejor después de lo de ayer…— me dio con mucha picardía, me sentí avergonzado y bajé la cabeza
    
    — No te avergüences por eso y menos conmigo, creo que ya nos tenemos confianza—
    
    — Es que me da mucha vergüenza que usted me haya visto empelota—
    
    — No sea bobito, más bien venga que tengo otras fotos que mostrarle— miré para todos lados cerciorándome de que nadie me viera entrar allí, lo seguí, me senté en su escritorio y me ofreció otro álbum, lo abrí y empecé a ver fotos de hombres desnudos, con unas vergas, para mí inocencia, muy grandes, todos estaban con su instrumento todo parado, pero no se paraban como la mía que se paraba ...
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