1. Mis inicios con el señor fotógrafo 2


    Fecha: 11/05/2019, Categorías: Gays Incesto Sexo con Maduras Autor: Otra Persona, Fuente: SexoSinTabues30

    ... hacia arriba, estas apuntaban hacia abajo y no tenían pelos, lo que me agradó muchísimo, mi pipí se había parado con las primeras fotos y don Sebas me ofreció que me desnudara y como el ya me había visto empelota, no tuve ningún reparo de hacerlo, seguí mirando las fotos con mi pipí todo paradito, acariciándomelo continuamente que sólo dejaba de hacerlo cuando pasaba las paginas del libro. Después de varias paginas con hombres empelota empecé a ver niños de mi edad y un poco más mayores, todos también empelotica y con sus verguitas todas duras y paraditas que estas sí apuntaban hacia arriba, me excitaba mucho verles las verguitas a estos niños, pero una cosa que me extrañó mucho fue que también disfrutara sobremanera verle a esos niños sus nalguitas redonditas y firmes
    
    — Don Sebas ¿Usted cree que mis nalguitas son bonitas? — le dije poniéndome de pie y enseñándoselas
    
    — Mi niño, usted tiene las nalguitas más lindas que yo haya visto— el comentario me agradó mucho y más me agradó cuando me las acarició delicadamente. Seguí viendo las fotos y en ellas estaba un niño que yo había visto, se trataba de un compañerito de la escuela que estaba en un grado igual al mío, era un niño algo solitario del que todos decían que era mariconcito y por esta razón casi nadie quería hablar con él, había varias fotos de este niño, todas empelotica, en la primera estaba de cuerpo entero, de espaldas mirando a la cámara enseñando sus infantiles, redondas y firmes nalguitas que hicieron que mi pipí se tensionara brevemente un poco más, en la segunda aparecía de frente, con su pipí todo paradito, con las manos en la cintura y mirando para un lado, en la siguiente estaba con el pipí en su mano y en la última un acercamiento a su pipí con lechita y su vientre y su pelvis también con lechita y aparte de excitarme más me alegré porque él también sabía hacerse la pajita y ya estaba en mi mente acercarme a él. No dije nada y terminé de ver las fotos
    
    — Don Sebas ¿Usted no quiere quitarse la ropa también? — le pregunté sacando valor de mi deseo
    
    — ¿Te gustaría verme empelota? —
    
    — A mí si me gustaría verlo empelota, pero si no quiere…—
    
    — No mi niño, yo si quiero, pero espérame un momento— entró a la casa y al momento volvió completamente desnudo, inclusive sin zapatos, con una hermosa verga suspendida entre sus firmes muslos adornada con unas bolas que caían perezosamente proporcionándome un maravilloso espectáculo, su pelvis completamente rasurada, no sabía por qué me entró un enorme deseo de metérmela en mi boca, pero esto no me pareció apropiado y me contuve. El hombre dio un giro sobre sí mismo dejándome ver unas nalgas firmes, redondas que provocaba acariciar
    
    — ¿Te gusta lo que ves? —
    
    — Si don Sebas— fue un sí rotundo, un sí con todas las ganas y si yo en ese momento hubiese sabido las maravillas que se pueden hacer con esa deliciosa golosina habría saltado sobre don Sebas. Volví a abrir el álbum en las fotos de los hombres y noté que la verga de don ...
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