1. Lucila II.


    Fecha: 15/03/2019, Categorías: Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    Los días se subseguían sin muchas alteraciones, Lucila seguía tan caliente como siempre, aprovechábamos cada ausencia de nuestros padres para encerrarnos a follar como conejos, a ella le encantaba cuando le lamía su chochito por tiempo infinito, hasta que se corría en mi boca un par de veces, lo que más nos preocupaba era no dejarnos descubrir por nuestros padres, pero no habíamos pensado a nuestra hermana menor, Carolina, ella tiene solo trece años y no reparamos en que ella pudiese hacer algo contra de nosotros.
    
    Así una tarde en que nuestros padres habían decidido ir a divertirse invitados por otras parejas, Lucila me llamo a su habitación, yo estaba jugando con la Play y me quede a terminar la partida, cuando llegue al cuarto de mi hermana, ella estaba con una remera y calzoncitos, dormitaba apoyada en su lado derecho, su pierna izquierda estaba doblada y podía apreciar sus hermosos glúteos, y marcada por la estrecha tela de la prenda, la rajita de su chochito, empalme inmediatamente, así que me saqué los pantalones y monté a horcajadas su muslo derecho comenzando a rozar con mi pene sus nalgas y conchita, ella no abrió sus ojos, pero inició a gemir.
    
    Mis dedos se entremetieron bajo su calzón para sobajear sus hinchados labios vaginales, ella más gemía y yo más masajeaba su chocho, no aguante más y le bajé las bragas, se la comencé a chupar y a lamer desde atrás, sus gemidos aumentaron y su respiración se hizo afanosa, entonces me puse de costado y se lo enchufé fácilmente en su empapada vagina comenzando un mete y saca estable, me la culié por varios minutos mientras ella presionaba con sus nalguitas hacía atrás y abrazaba su almohada − ¡oh! ¡ssiii! Hermanito rico … házmelo más fuerte– empezó casi a gritar, había metido su mano sobre mi cadera y me empujaba para que se lo metiera más fuerte y rápido en su apretado chocho, así lo hice t cuando le vino la tembladera me hizo acabar, le mande unos cuantos hectolitros de lechita caliente dentro su sedienta chuchita, me quedé un ratito para recuperarme, le di unos besitos por sus hombros y acaricié sus téticas bajo la remera y ella me saco las manos y me dijo – buenas noches hermanito … ándate … tengo mucho sueño− la muy guarra me echo sin más ni más.
    
    Me regresé a mi cuarto con la pija colgando y goteando fluidos, volví a jugar con la Play, ya me había entusiasmado con el juego, cuando siento que entra a mi cuarto Carolina, ella también con una remera y unos shorts de lycra muy ajustados, me dice que, si me puede hacer un poco de compañía ya que le teme a la obscuridad y todavía no tiene sueño, yo sin parar de jugar le digo que sí y ella se acomoda al lado mío, en lo mejor del juego nada más me quedaba una vida, mi hermanita pone su mano sobre la convergencia de sus muslos y comienza a pajearse por sobre la lycra, nada más mirarla, pues que me sale el “Game Over” −pues mira lo que me has hecho … he perdido la única vida que me quedaba … me has hecho perder el juego −le dije un poco ofuscado ...
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