1. Aventura con la veinteañera del gimnasio (Parte I)


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Escriba de todo, Fuente: CuentoRelatos

    ... pantalones y podía ver sus ojos desorbitados por la sorpresa mientras mi lengua exploraba su boca, dominante, sin dejarla decir nada ni retirarse. Enrollé su coleta en mi muñeca y sosteniéndola por ella mordí sus labios hasta escuchar un gemido y como relajaba el cuerpo bajo mi otro brazo.
    
    — Nuria, me encantas, me vuelves loco. Amo a mi mujer, pero también me gustas tú. —Asintió poco convencida de lo que la decía, creo que aún algo aturdida por el beso. Acaricié su nuca con mi mano sin soltarla del pelo y la besé suavemente de nuevo. — No quiero mentirte: no voy a dejar a mi mujer, pero si aceptas podemos ser amantes.
    
    Aguardé sin dejar de acariciarla, esperando su respuesta. Por dentro estaba muy nervioso, pero por fuera me mantenía tranquilo. Había dicho que estaba enamorada y eso a la larga podía darme problemas, pero hacía meses que no tenía relaciones sexuales con nadie que no fuese mi mano y la verdad es que no podía pensar en esas posibles consecuencias. Solo quería saber si ella aceptaría y en si acabaría teniendo ese cuerpo joven y enloquecedor a mi disposición.
    
    — Me parece bien… — La chica traviesa había desaparecido momentáneamente, reemplazada por una chica más tímida e insegura que me encandilaba. Me obligué a mantenerme sereno mientras me acercaba más a ella.
    
    — Nuria, no seríamos una pareja oficial, serías un segundo plato para mí. Tengo familia, mujer, hijos de tu edad, más o menos. No les dejaré por ti, por una aventura. Yo solo busco algo físico contigo. — Sabía que estaba tensando mucho el hilo, pero debía saber hasta dónde llegaríamos de antemano. Un beso era algo inocente, si quería más, debía saber que ella no me traicionaría al no obtener lo que quería.
    
    — Lo sé, me parece bien aun así. Te quiero.
    
    No pude contenerme más, volví a besarla y desabrochando el grueso anorak que siempre se ponía en invierno metí la mano dentro de ese interior cálido y apresé uno de sus pechos. Llevaba un grueso jersey, pero no me importó. Bajo la lana notaba sus pechos subir y bajar. Eran más grandes de lo que imaginaba, mi mano no conseguía abarcar toda su teta por lo que la apreté con más fuerza, mientras ella gemía y enredaba las manos en mi pelo. Levanté su jersey y dejé su piel morena expuesta al aire frío, subiendo la mano hasta apresar la carne suave y blanda por encima del sostén de encaje, bajé la copa hasta que su pezón quedó al aire y le acaricié con mis dedos fríos. Notaba su cuerpo temblar por la baja temperatura, pero también por la excitación, mi erección estaba en su punto álgido y tan apretada que me dolía incluso.
    
    — No sabes cuánto he deseado tu cuerpo, siempre que estás en el gimnasio no puedo dejar de mirarte, de desearte.
    
    Gimió más alto y esta vez fue su lengua la que exploró mi boca, con ansias. Acostumbrado a un sexo desapasionado y rutinario esto era como acercarse a una hoguera, ardiente y fascinante. Pellizqué su tierno pezón y lo retorcí con suavidad entre mis dedos. Era tan sensible, se erizó y ...
«1234...10»