1. Festejo de cumpleaños


    Fecha: 03/05/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... llegué al testículo que me quedaba cerca y jugando al mete y saca, saboreé el ovoide. Después hice lo mismo con Saúl. Ellos seguían en éxtasis. Como pude, me metí entre sus piernas para tener las cuatro bolas sobre mi cara y las lamí. Ellos, al no poder separarse, porque yo seguía con los movimientos masturbatorios donde las manos juntaban y friccionaban un pene contra el otro, no les quedó más que apoyarse uno en los brazos del otro, pero sin abrir los ojos abandonándose a las sensaciones… “¡Putos!”, exclamé cuando los solté y me quedaron las manos mojadas de los líquidos que ellos soltaron facilitando mi trabajo de amor.
    
    –Ahora, quiero ver qué tanto pueden controlarse: Cójanme juntos como la vez anterior, ambos por la vagina, pero sin venirse, hagan que me venga yo hasta que les escurra mi flujo en sus huevos –les pedí, deseando que no eyacularan al sentir sus penes acariciándose, a fin de que duraran más tiempo para mi disfrute.
    
    Eduardo se colocó detrás, con su brazo izquierdo rodeó mi cuerpo y se agarró de mi chiche derecha para penetrarme y, asegurándome el vientre con la mano derecha, me levantó para que Saúl, dificultosamente y ayudándose de la mano, metiera su pene dentro de mí. Una vez que lo logró, metió la mano izquierda atrás de mí, con el dedo medio en mi ano y los restantes en las nalgas, para sostenerme también. La mano derecha le sirvió para apretar la teta izquierda y ponerse el pezón en la boca. Empezó el chaca-chaca, con mi mano derecha acaricié la cabeza de Eduardo y con la izquierda la oreja de Saúl. Sentí mi lóbulo de la oreja mojarse con la lengua de Eduardo y aumentar la frecuencia del ritmo coital.
    
    Me sentía como se ha de sentir un acordeón siendo jaladas sus partes en dirección contraria. Pronto entendí que Saúl me tiraba hacia arriba cuando Eduardo lo hacía hacia abajo y luego el movimiento se invertía y mi vagina lo registraba exactamente como mi piel. ¡Ellos se friccionaban los penes uno al otro dentro de mí! Me empecé a venir y sentir “la muerte chiquita” una y otra vez.
    
    Estoicos mis machos, resistieron el placer que se daban sin venirse y suspendieron el movimiento cuando aflojé mis brazos y me dejé caer, pero no caí pues la prensa en la que me tenían hacía muy bien su función. Sin sacar sus penes, aún muy erectos, me llevaron a la cama y, sin soltarme, prácticamente, se echaron un clavado en el colchón, donde descansamos y pude besar a Saúl, quien al terminar el beso me dijo ¡Feliz cumpleaños, mi Nena! Volteé la cabeza para recibir el beso de Eduardo, quien también dijo “¡Feliz cumpleaños, mi mujer!
    
    Seguimos descansando, noté que yo estaba mojada del sudor de mis amores y me puse a recordar que desde el principio de nuestra relación Saúl me dijo “Nena” y, también, una vez que hicimos el amor Eduardo y yo, éste me dijo “mi mujer”, recordándome una y otra vez que me penetraba que yo era su mujer, sin importar los papeles de matrimonio. Como pude, los obligué a salirse de mí, porque ya estaban otra vez ...
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