1. Festejo de cumpleaños


    Fecha: 03/05/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... boca y los pensamientos.
    
    –¿Hola? ¿Aún estás ahí? –me preguntó varias veces y solté un quejido, porque me sentía herida, antes de colgar.
    
    En lugar de pensar en lo que me estaba ocurriendo, vinieron a mi mente escenas de amor que viví con Eduardo, eran de tal intensidad que volví a sentir el miedo de que Saúl descubriera la profundidad de mi relación, así como se me estaba revelando a mí. No me di cuenta que Saúl estaba a mis espaldas escuchando mi conversación. Lo supe porque me miró con esa mirada que vacía su ser dentro de mí a través de mis ojos; me abrazó con ternura y me dio un beso apaciguador en la frente. Lo abracé fuerte y a gritos empecé a llorar. Quedé dormida en sus brazos. Me recostó y salió de la recámara, cerrando la puerta. No cabía duda de que mi marido sí entendía mi confusión…
    
    Más tarde sonó el celular de Saúl. Él se encontraba en su estudio, con la puerta abierta. Me levanté y, sin hacer ruido, salí de la recámara para escuchar con quien hablaba. Sólo escuché una carcajada antes de que él dijera “¡Ah qué Adriana! Sí, sé qué pasó, no te preocupes, ya se repondrá” y las palabras de despedida. Era Eduardo, ¿quién más?
    
    –¿Qué te dijo? –le pregunté a Saúl.
    
    –¿Ya estás bien, mi Nena? –preguntó sin contestarme.
    
    –Sí, ya estoy bien, pero quiero saber qué te dijo Eduardo –insistí.
    
    –Me contó lo que había pasado con Adriana y lo que él te contestó. Para no aumentar su preocupación por tu comportamiento, le dije que no se preocupara.
    
    –No entiendo que pasó…
    
    –Que su comentario te traumó severamente, pero no lo hizo con mala intención y que lo de Adriana se trata de un asunto lúdico entre ellos dos, en el cual no debemos meternos.
    
    –¿Lúdico? ¿Te parece un juego que esa puta tenga a otro? –le grité y Saúl se atacó de la risa –¡¿Por qué te ríes?! –le grité aún más fuerte y me quité la sandalia para golpearlo, pero eso sólo aumentó el volumen e intensidad de sus carcajadas, hasta que me detuvo de las muñecas.
    
    –Cálmate, Nena, te voy a contar lo que te pasa… –dijo calmadamente, pero su rostro continuaba con una sonrisa hiriente.
    
    –Uno de tus más severos problemas es lo posesiva que eres. ¡Eso lo he vivido en carne propia! Sólo que esta vez fueron Adriana y Eduardo el centro de tu ira, a ambos los amas, cada uno a su manera, pero para ti y para nadie más.
    
    Continuó señalándome mis momentos de celos y todo lo que decía caía en una explicación muy racional de algo que yo entendía cabalmente, pero que me resultaba imposible de controlar. Ya calmada completamente, me saqué una de las tetas y se la ofrecí.
    
    –Ten. Gracias por explicarme y por permanecer a mi lado soportando mis enfermedades y contradicciones. No creo que alguno de los otros lo hubiese resistido tanto tiempo, pues por mucho amor que me tuviera no tienen la inteligencia –le confesé mi admiración mientras él me mamaba y me iba quitando la ropa.
    
    Después fue mi raja la que gozó con su lengua hasta sacarme lágrimas de felicidad en un tren de orgasmos que ...
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