1. La criada se dejó follar pero luego...


    Fecha: 15/03/2019, Categorías: No Consentido Autor: Zorro Blanco, Fuente: TodoRelatos

    ... colonia fresca! Apenas dura un rato desde que una se la echa, pero no empalaga.
    
    –¡Hum, sí me tienes que decir su nombre! –dijo la señora abandonando la cocina.
    
    Así que comenzó el día con cierta incertidumbre por los asuntos que estaban a punto de destaparse. De modo que Graciela decidió ponerse a ordenar la cocina y oyó a Paca juntarse con la señora en el descansillo luego oyó la puerta cerrarse.
    
    –Espero que te vaya bien Paca –dijo en voz alta una intrigada criada.
    
    Al rato apareció el señor en la cocina, sorprendiendo a Graciela en la cocina.
    
    –¡Buenos días tenga el señor! –dijo Graciela para saludarlo.
    
    –¡Oh si bueno Graciela a usted quería yo ver! ¿Me acompaña a mi despacho?
    
    –¿Qué ocurre? –dijo Graciela con preocupación.
    
    –Quiero enseñarle algo y que me dé usted su opinión –dijo secamente el señor.
    
    Así que le siguió hasta la habitación y una vez allí el señor le pidió que se sentara y girando la pantalla del pequeño ordenador fue directo al grano.
    
    –Verá Graciela, cuando lo he visto no lo podía creer, pero efectivamente esto pasó ayer. Y dándole al pley se vio Graciela en la pequeña pantalla, en el salón aspirando el sofá, cuando en la imagen apareció el joven Gabriel metiéndole mano desde atrás, sorprendiéndola como hizo el día anterior.
    
    Graciela sintió un vértigo como si se fuese a caer desde lo más alto del himalaya, ¡cómo era posible! ¡Cámaras!
    
    Horrorizada permaneció callada pues no acertaba a decir nada.
    
    –Al verlo pensé que mi hijo era un desalmado, metiéndole mano por detrás a traición, pero luego vi su reacción, o mejor dicho, su no reacción. Usted le dejó hacer, ¡sorprendentemente se dejó follar por él! –exclamó el señor frente a ella en la mesa de su despacho.
    
    –¡Bueno señor, yo no sé qué decir! El joven señorito no sé por qué se ha encariñado conmigo y yo pues no quiero perder este trabajo, ¿sabe? –acertó a decir Graciela.
    
    –¡Hum, claro! Eso lo explica todo –dijo el señor de la casa mientras las tórridas imágenes seguían avanzando y Graciela evitaba mirarlas para no sentir más vergüenza.
    
    –Puede el señor pararlas, ¿por favor? –dijo una avergonzada Graciela.
    
    –Verá, las he visto varias veces y tengo que decirle que ciertamente fue usted muy complaciente con mi hijo –le confesó el señor.
    
    –¡Oh, me siento avergonzada! –dijo Graciela tapándose la cara.
    
    –No tiene por qué avergonzarse Graciela, es usted una mujer de bandera. Especialmente dotada si me lo permite –dijo el señor levantándose y rodeando la mesa para acercarse a la sirvienta.
    
    –¿Qué va a hacer el señor ahora conmigo? ¿Me despedirá? –preguntó esta alarmada.
    
    –¿Quieres que lo haga Graciela?
    
    –¡Oh no señor, necesito el dinero! –dijo esta con desesperación en su voz.
    
    –¡Tranquila ni lo había pensado! Sólo que ver esas imágenes de usted siendo complaciente con mi hijo, me han hecho plantearme si usted no podría ser complaciente también con el padre –le espetó y ni corto ni perezoso se sacó su polla de la bragueta y con su traje ...
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