1. La criada se dejó follar pero luego...


    Fecha: 15/03/2019, Categorías: No Consentido Autor: Zorro Blanco, Fuente: TodoRelatos

    Al siguiente día Graciela se preguntaba en el bus si el señorito Gabriel la follaría tanto y tan bien como el día anterior. Pues el joven estaba desatado y no había parado de metérsela durante la anterior mañana.
    
    Hoy se había duchado como cada mañana y olía a colonia fresca, mientras el bus ronroneaba por las calles, aún dormidas, de la ciudad. Pocos eran los ocupantes así que Graciela, sentada en un asiento de atrás, no pudo evitar sentirse excitada ante los acontecimientos que le traería el nuevo día.
    
    A su edad, disfrutar de nuevo del sexo le parecía una entelequia, pero no había nada como una buena polla para animar a una mujer caliente que había desperdiciado, tal vez, demasiado tiempo sola, con un cuerpo que aún latía y palpitaba cuando su sexo se mojaba y ansiaba penetraciones y gozo.
    
    Con estos pensamientos se puso caliente recordando las folladas del día anterior, así que disimuladamente no pudo por más que palpar su raja desde los asientos traseros del bus. Esta no estaba especialmente húmeda pues con la edad esas cosas pasan, pero hurgó un poco más profundamente en su hoyo y notó como la lubricación comenzaba a manar desde lo más íntimo de su sexo, ¡sí aún era una mujer caliente!
    
    Llegó a la casa y todo era calma y silencio. Así que se fue a su cuarto y se cambió, se puso su uniforme y se miró al espejo, impecable como siempre. Mientras lo hacía se miró desnuda como no había hecho los días anteriores.
    
    Sus enormes pechos, apetecibles, tal vez eran su mejor baza, su culo tampoco desmerecía, su sexo peludo, tal vez tenía que adecentarlo y pelarlo como le había propuesto su hija.
    
    Una vez vestida fue a la cocina, donde la señora le dio las órdenes del día.
    
    –¡Buenos días señora Graciela! –dijo su señora.
    
    –¡Buenos días tenga usted señorita! –respondió Graciela juntando sus manos en su regazo con actitud su misa.
    
    –Mi esposo hoy no ha ido a trabajar, lo hará desde su despacho –continuó informándole la señora–. Yo iré con Paca al médico, la pobre no es normal que lleve ya tantos días y no mejore.
    
    –¿Y el señorito Gabriel? –se interesó Graciela, con sus calientes pensamientos en el bus.
    
    –¡Ah pues no sé, supongo que pasará la mañana como siempre metido en su cuarto jugando a esos juegos –dijo la señora con cierto desdén.
    
    Nunca se llevaron bien, el señorito Gabriel aún no la había aceptado, algo normal tal vez, o talvez nunca lo hiciera .
    
    –¿Cómo sigue Paca? –se interesó también Graciela.
    
    –Pues me ha dicho que hoy se levantará, yo iré al gym ahora, me apetece sudar un poco en los aparatos –le manifestó su señora.
    
    –¡Muy bien señora! –dijo Graciela pensando en la desdicha de la pobre paca.
    
    Finalmente decidió meterse en sus asuntos y así no preguntar más.
    
    La señora abandonó la cocina no sin antes hacerle el cumplido de rigor acercándosele para limpiarle una mota invisible en el uniforme hombro.
    
    –¡Impecable, como siempre! Y huele bien su perfume –dijo la señora.
    
    –¡Oh gracias señora, es un agua de ...
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