1. Virgen a los 40


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Hetero Autor: Hansberville, Fuente: TodoRelatos

    ... supiese como actuar, algo sorprendente a sus 40 años. Lo cierto es que la mujer era una de esas personas poco populares en los que la timidez les vence y acaban siendo incapaces de relacionarse con el sexo opuesto hasta el punto de que con el paso del tiempo van quedando relegadas. Así se explica que nunca hubiese tenido una relación de pareja.
    
    Le quité la camisa y descubrí que su piel era nacarada y cubierta de pecas. Desabroché su sujetador color carne y ante mi quedaron dos tetas, algo caídas, en las que se marcaban unas pequeñas venas azules alrededor de la aureola de color marrón muy claro. Casi anaranjado como su pelo. Se las acaricié antes de acercar mis labios a sus pezones y besarlos. Esther gimió de placer antes de confesarme que yo era el primero que se las comía.
    
    Yo seguí jugando con mi lengua sobre sus pezones, notando como se endurecían entre mis labios. Se los succioné y se los pellizqué. Creo que tuvo un orgasmo. Se mordía los labios para no gritar. Continué descendiendo por la blanquecina anatomía de la mujer que era casi provocadora. Bajé su pantalón dejándola solamente con unas braguitas de color beige que delataban su falta de confianza en mostrárselas a nadie esa noche. Ella se ruborizó. Le di un beso y le pedí que se tranquilizara.
    
    Cogí sus braguitas por los laterales y tiré hacia abajo para descubrir un coñito de 40 años virgen aún, cubierto por una mata de vellos naranja. Se podía apreciar que la estética púbica no era habitual en Esther. Agaché la cabeza e inspiré el olor a sexo que emanaba de su entrepierna.
    
    Con las manos separé los vellos pelirrojos y pude ver una rajita estrecha de la que manaba un viscoso flujo vaginal. Pasé mi lengua desde muy abajo hasta arriba recogiendo todo su néctar. Ella suspiró de manera delatora, luego abrió las piernas un poco más permitiendo acceder a su cueva sin impedimentos. Separé los labios para ver un coño rosado y jugoso por estrenar donde resaltaba un clítoris de tamaño considerable. Volví a pasar mi lengua por todo el coño de Esther que a estas alturas se tapaba la boca con las dos manos para evitar gritar de placer.
    
    Me centré en su clítoris. Lo succioné con los labios notando como palpitaba de excitación. Mientras yo pasaba la lengua muy rápido sobre su botón de placer la mujer se movía de manera convulsiva que le provocaban los pequeños orgasmos que le producía el sexo oral. Con los dedos pulgar y anular a modo de pinza le atrapé el clítoris para centrarme en darle placer con la lengua. La movía muy rápido sobre él haciendo que su sistema nervioso se estimulase hasta un espectacular orgasmo.
    
    No pudo aguantar más y gritó como una posesa con la primera comida de coño que le daban en su vida.
    
    Esther quedó totalmente relajada mientras yo la miraba con media sonrisa y acariciaba su cuerpo. De repente se ruborizó y se tapó la cara. Me volví a inclinar sobre ella y le besé las tetas para tranquilizarla. Le pedía que me esperase y volví un minuto después me senté y ...