1. Seduzco a mi ex para que sea infiel


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Confesiones Autor: Donni, Fuente: CuentoRelatos

    ... abrí de piernas sobre mí y la puse a cabalgar mi pene.
    
    -Tu tranquila, solo acomódate.
    
    -Está bien – dijo y se acomodó sobre mí.
    
    Sus enormes tetas quedaban a la altura de mi boca y yo las devoraba mordisqueando sus pezones, que solo la excitaban cada vez más.
    
    Levantando mi pelvis le penetraba la vagina en un movimiento de taladro de arriba hasta abajo de manera rápida y vigorosa.
    
    Con mis manos acariciaba sus piernas hasta su culo, levantándolo y dejándolo caer para acompañar mis movimientos penetrantes.
    
    El cuerpo de ella se abatía rendida sobre el mío, sentía como temblaban sus piernas de placer y su vagina escurría abundante flujo mientras era penetrada por mi verga venosa e hinchada.
    
    -Ah! Ah! Que rico! Como es que puedes ser tan rico! Ah! Ah! Ah!
    
    -Te gusta así?
    
    -Mmm... me encanta! Me encanta como me coges de rico.
    
    -Te gusta mi verga?
    
    -Mmm me encanta tu pene, lo tienes bien grande, está tan rico! Tan rico ah! Ah! Ah! Ah!
    
    La seguí penetrando hasta que sentí su cuerpo estremecerse en un segundo orgasmo, más intenso que el primero, su espalda se arqueaba presionando sus pechos en mi cara, y yo devorándola a más no poder.
    
    Estallé en una gigantesca eyaculada que terminó llenándola por completa. Los restos escurrían por mi verga cayendo en las sabanas. Ella cayó rendida a mi lado.
    
    Nuestros cuerpos agitados y sudorosos se fundieron en un abrazo mientras besaba su boca de aliento agitado. Y nos quedamos dormidos profundamente por unas horas.
    
    Al despertar, me percaté que ella continuaba dormida. Yo me levanté al baño, tras una meada, volví a la cama.
    
    Vi su cuerpo desnudo en la cama, con esa piel blanca y ese culo respingón levantadito, abriéndose levemente mientras ella se recostaba sobre su costado levantando una pierna.
    
    Me empalmé de inmediato. Una erección de tamaño monumental se energizó entre mis piernas. Quería penetrar ese culo.
    
    Ella continuaba profundamente dormida, y yo aprovecharía la oportunidad.
    
    Lentamente me asome tras ella, subiéndome a la cama dejando mi verga a la altura de su culo, le puse un poco de lubricante entre sus nalgas y luego en mi glande y todo el tronco.
    
    Abrí lentamente sus nalgas y firmemente introduje mi verga de un zarpazo en su culo. Ella despertó al instante abriendo sus ojos adormitados, muy grandes, sorprendida de dolor.
    
    -AH! – gritó en un gemido que terminaba en suspiro mientras resoplaba tratando de superar el dolor. – ah! Espera! ¿Qué haces?, No! Espera! Sácalo, sácalo, duele mucho.
    
    -Tranquila, no te muevas.
    
    -Ah! No, en serio, sácalo, duele mucho, ah! Ah! – gemía mientras trataba de apartarme con sus manos empujándome.
    
    Saqué mi verga lentamente escuchando un ¡blop! Al sacar mi cabezota de su ano.
    
    Una expresión de dolor soltó una pequeña lágrima por su mejilla y ella se reponía de la sorpresa que le había dado.
    
    -Puedo meterla ya?
    
    -Nou, cómo eres, eso dolió mucho
    
    -Anda, hace rato le llevo ganas a tu culito.
    
    -Pero no, por ahí no por ...