Gloria: una historia de sumisión (Cuarta parte) - Relatos Eróticos

Gloria: una historia de sumisión (Cuarta parte)

El siguiente viernes llegó demasiado rápido. El jueves por la noche, cuando Mario llegó del trabajo le dijo a Gloria que saldría de viaje, tendría que ir a las filiales da varios estados y regresaría hasta el lunes por la noche. Gloria intuyó que aquello se trataba de una treta de Rubén para tener apartado a Mario el fin de semana y no se equivocó, pues el mismo jueves por la noche llegó un mensaje de su amo.

Cambio de planes, mañana te veo en la oficina a las ocho de la noche, contrata una niñera para tu hijo o algo, porque pasarás la noche conmigo y espero que traigas los recibos de todo lo que te pedí que hicieras, como sabes tu marido no será un problema. Hasta mañana.

En cuanto Gloria recibió el mensaje, le escribió a su hermana Silvia, pensando que ella podría hacerse cargo de su hijo por el fin de semana.

Hola hermana, estaba pensando que tiene mucho que no pasas tiempo con tu ahijado y quería preguntarte si ¿Podrías quedarte con él este fin de semana? Mario sale de viaje de negocios y quisiera tener un poco de tiempo para mí ¿Qué dices, podrías, por favor?

Silvia tardó un rato en contestar, incluso Gloria pensó que tal vez estaría pensando una forma amable de negarse, sin embargo, su teléfono sonó, era una llamada de su hermana.

- Hermanita, encantada de llevarme al mocoso a pasear, tiene mucho que no veo a mi ahijado, me lo voy a llevar a nadar, la pasaremos genial, dime a que hora paso por él.

- Muchas gracias hermana ¿Podrías recogerlo en el colegio? Sale a las dos de la tarde. Avisaré en la escuela para que puedas llevártelo y le pondré una pequeña maleta con todas sus cosas.

- Perfecto y de ahí nos vamos a comer, me parece muy bien. Y en otras cosas ¿Cómo estás Gloria?

- Bien, Silvia, por fin Mario pudo encontrar trabajo y le va muy bien, estoy muy contenta, lo veo muy feliz.

- Mmmm ya veo, Gloria dime ¿Tú eres feliz? - Gloria hizo una breve pausa que para cualquier persona hubiera pasado por desapercibida, pero no para Silvia.

- Si, hermana estoy muy bien, gracias.

- ¿Finjo que te creo o me dices la verdad hermanita? Sabes que a mí no puedes engañarme - Gloria se quedó callada, no sabía qué responderle - está bien hermanita, no te voy a molestar más, solo prometeme una cosa, si llegas a estar en un problema o pasa algo feo, me lo vas a decir, no importa lo que sea, no importa lo que implique, sabes que nunca te voy a juzgar, prometeme que vas a acudir a mí, anda promételo.

- Lo prometo - contestó Gloria con mucha seriedad.

- Vale, mañana paso por el mocoso entonces, cuidate Gloria, te quiero.

- Te quiero hermana, y gracias.

La tarde del viernes Gloria se dedicó a organizar las cosas que había comprado durante la semana, lo primero que adquirió fue un juego de tapones anales, los cuales usó desde el martes que los compró, poniéndose por la mañana el más pequeño, por la tarde el mediano y por la noche el más grande, solo se los quitaba para dormir.

Sobre la cama tenía extendidos algunos ...