Soy una buena chica - Relatos Eróticos

Soy una buena chica

... a menos de un metro de distancia.

- Mira, niña – casi puedo ver como rumia las palabras – No queremos problemas, si hacéis lo que os digamos, no os pasará nada ¿Me sigues?

Asiento nerviosa por puro instinto.

- Bien, bien… - suspira casi con alivio sereno.

Supongo que llorosa, hecha un manojo de nervios y mirándole desde la diferencia de tamaño de nuestros cuerpos, no supongo la más mínima amenaza para un tío como él.

Los otros dos se han llevado a Sergio al patio. Mi captor, aun con su mano envolviendo mi muñeca, me guía hasta ellos. Llegamos justo cuando, usando una de las cuerdas del tendedero del patio, proceden a atar de pies y manos a Sergio, en una silla de forja de las que tiene en torno a una mesa de exterior, ya sabéis, las típicas que se usan cuando se hace una barbacoa o se juega al mus en verano junto a la piscina.

- A ver niña – dice el que sin duda es el cabecilla de los asaltantes, sacándome de mi visión túnel – pilla otra silla y ponte al lado de la mesa en lo que nos organizamos.

Sumisa obedezco sin dejar de mirar a Sergio preocupada porque no le veo ningún gesto.

- “Largo”, revisa bien y trae todos los móviles y teléfonos de la casa. Chaval, pilla el router, portátiles, tablets… todo lo que veas por la casa que sirva para comunicarse y te lo traes todo a la mesa.

El chico mas joven, sale como una flecha en dirección a la casa, mientras el más alto ya ha localizado mi móvil y el de Sergio y se los ofrece al señor mayor, quien casi sin dejar de mirar alrededor, les saca las baterías y los deja desmontados sobre la mesa del patio.

- ¿Qué vamos a hacer ahora Pablo? – Oigo que le dice el alto a quien hasta el momento dirigía el asalto a casa de mi novio.

El tal “Pablo” se toma su tiempo en responder, arranca otra de las cuerdas del tendedero y se me acerca. Me mira, sus ojos fríos e inexpresivos me dan mucho miedo. No opongo ninguna resistencia mientras fija mis manos a los reposabrazos de la silla.

- Hay que esperar a que las cosas se enfríen un poco y pensar con cuidado los siguientes pasos. Es momento de estar tranquilos y no hacer ninguna tontería.

- Aun no me creo que hayamos escapado – comenta el “Largo” sonriendo nervioso por primera vez

“Pablo” termina de fijar el último nudo entorno a mi mano izquierda, por un instante parece considerar la opción de atarme las piernas como han hecho con Sergio.

- Ha habido un poco de suerte, por eso mejor no cagarla ahora. Busca un trapo para cerrar la boca del pavo ese, no me fio ni un pelo.

Haciendo uso de un calcetín que había quedado tirado por el suelo después de desmantelar la mitad del tendedero, el alto se acerca a mi amor y veo como se lo trata de meter en la boca, momento en que Sergio se revuelve en vano y por lo que recibe un tirón del pelo y un puñetazo en la cara. Se conoce que había estado fingiendo mientras me ataban y nuestros captores hablaban.

El más joven de los tres vuelve con el portátil de Sergio y el modem de la casa, ...