Regalo de Navidad - Relatos Eróticos

Regalo de Navidad

... pantalón y me acerqué a la puerta, mirando por la mirilla. Un tío joven estaba en la puerta, claramente algo borracho. Tenía unas llaves en la mano y no paraba de intentar meterlas en mi puerta. Estaba claro que meter no era lo suyo. Rubio, con buen cuerpo y bastante arreglado. Éste venía de fiesta con los colegas seguro. Pero el muy capullo se había equivocado de puerta y me estaba fastidiando la paja. Me sonaba de algo, pero no tenía ni puta idea de quién era.

Iba a dejarlo estar. Cuando se diera cuenta de que no era su puerta ya se iría a otra parte, y yo podría terminar tranquilamente en mi sofá lo que había empezado hace ya rato. Pero el muy capullo empezó a frustrarse por no poder abrir la puerta, y le dio un par de patadas. Eso me tocó los huevos y al final acabé abriendo, con toda la intención de partirle la cara al chaval si seguía tocándome la moral aquella noche.

- ¡¿Se puede saber qué coño haces, gilipollas?! - le solté sin dejarle tiempo a reaccionar en cuanto abrí la puerta. El chaval se quedó un momento descolocado, y pude verle algo de miedo en la cara. Empezó a mirar a todas partes alrededor de la puerta, como buscando algo que no encontraba. - No es tu casa, imbécil.

- ¿Qué? - me contestó sin saber muy bien qué más decir. - ¿Quién eres tu?

- Soy el que te va a dar una paliza como no te largues de vuelta a tu casa.

- Mira tio... no quiero problemas. Pero esta es mi casa. ¡Y como no te largues... como no te largues te - no le dejé acabar la frase. Lo cogí del cuello y lo metí para dentro. Lo último que me faltaba es que empezar a gritar y salieran los vecinos a ver como tenía en mi puerta, con la polla dura, a un chaval borracho. Le di un último empujón y lo acabé metiendo en el salón. A ver si se le pasaba la borrachera tranquilito - Ostia tío.... Creo que esta no es mi casa.

- No me jodas. ¿Tú crees? - le contesté mientras veía como no paraba de mirar la decoración y los muebles. Estaba claro que no se enteraba de nada.

- Si tío. Lo siento. - por fin parece que se recompuso un poco y entraba en razón - Me llamo Mario. Perdona por cortarte el rollo en nochebuena. - me tendió la mano con una sonrisa en la cara que no se le iba.

- Yo Mario - le cogí la mano con desconfianza. Al final iba a tener que hacerme cargo del imbécil este. - Bueno, ya que me has jodido la noche al menos descansa hasta que se te pase un poco la cerveza, y luego te vas para casa. ¿Entendido?

- No tío, no pasa nada. Estoy bien. - no estaba bien para nada - No quiero cortarte el rollo. Estabas aquí viendo... - y por fin se dio cuenta. Tardó un poco, pero se ve que lo suyo no era fijarse en los detalles. En la televisión todavía estaba la película que estaba viendo mientras me sobaba la polla a destajo. Justo en ese momento un chico moreno de ojos azules se estaba tragando una buena polla hasta la garganta, y tenía una cara de vicio que el chaval tendría que estar flipando. - ¡Ostia! ¿Estabas... te estabas...?

- Sí tío, me estaba ...