1. Con una mamá y su hijo: primer contacto


    Fecha: 15/06/2020, Categorías: Dominación / BDSM Incesto Sexo Virtual Autor: Rubix31, Fuente: SexoSinTabues30

    La siguiente historia es real y narra el inicio de mis experiencias como una rica mamá de incestuosa de 28 años y su pequeño de 4 años. Espero que la disfruten. Estos eventos sucedieron hace aproximadamente 3 o 4 años, antes de la reclusión por la pandemia.
    
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    Todo comenzó cuando en un grupo de chat me topé con el perfil de una mujer que ofrecía sus servicios sexuales. Llamó especialmente mi atención, porque vivía en mi país y en su nombre de perfil insinuaba que era madre (y, con algo de suerte, sería soltera). En un principio no sabía si fiarme, pues no contaba con foto de perfil y es bien sabida la gran cantidad de perfiles falsos que hay pululado por la red. Sin embargo, luego de reflexionarlo mejor, decidí tomar el riesgo y enviarle un mensaje para contratar sus servicios. En ese momento, no sospechaba que esa decisión sería el inicio de una de mis mejores aventuras sexuales.
    
    Ella no tardó en responder. Se presentó como Liz y rápidamente cambiamos a otra plataforma para poder hacer una videollamada. Me sentía en extremo excitado en ese momento y, tras intercambiar unas cuantas formalidades (entre las cuales mencionó, para mi gusto, que tenía 28 años), decidí preguntar si era madre y, también (y en especial), por la edad de su hijo o hija. Por supuesto, esa última pregunta tenía como intención tantear el terreno y ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar. Cuál fue mi sorpresa cuando, con total naturalidad, me responde en un mensaje de voz β€œsí, soy mamá y mi pequeño tiene 4 añitos recién cumplidos”.
    
    En especial recuerdo esas últimas palabras: β€œ4 añitos recién cumplidos”, pues el tono inocente y natural en que lo dijo me sacó inmediatamente una sonrisa y pude sentir cómo mi pene se engrosaba bajo mi pantalón. Liz había captado las dobles intenciones en mis preguntas y sabía perfectamente a donde se dirigía aquella conversación, y eso me excitaba en extremo. Así pues, decidí jugármelo a todo o nada y le expresé mi deseo sin ningún tapujo:
    
    «Supongo, linda, que ya intuyes que soy un hombre con gustos bastante β€œespeciales” … dime ¿harías una transmisión contigo y tu hijo?».
    
    Ignoraba cómo reaccionaría Liz a semejante petición. Por supuesto, cabía la posibilidad de que, en efecto, solo fuera ingenua. Sin embargo, una corazonada me indicaba que Liz no tendría ningún problema en sexualizarse a ella misma y a su pequeño, ya no solo por el dinero (pues recordemos que todo comenzó como un servicio), sino porque a ella también le divertía y excitaba esta situación tanto como a mí… y no me equivocaba.
    
    «Puedo hacerlo en este momento. Lo tengo aquí conmigo» me dijo, añadiendo a este comentario un coqueto emoticón guiñando el ojo.
    
    «Confírmame que tu pequeño está contigo con una llamada de 30 segundos y comencemos a disfrutar», le respondí, decidiendo mantener la cabeza fría, pensado que aún podría tratarse de una estafa.
    
    Este era el momento definitivo, la prueba de fuego. Sé que hay muchas ...
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