Doña Marga, la Disciplinadora. (cap. 1) - Relatos Eróticos

Doña Marga, la Disciplinadora. (cap. 1)

... tener algo conmigo tomaros en serio en esto, yo ya lo hago.

Marga se recostó en sillón y como había tirado el cigarrillo que había usado se encendió otro.

- Elisa perrita, tú que pareces tener más cerebro que el estúpido de tu chico, cuida muy mucho todo lo que os he dicho, no me gusta perder el tiempo y no me gustan los pajilleros, si tienes que darle patadas en los huevos cada cinco minutos lo haces, pero esto no es para que el se excite, repito, no me gustan los juegos y no me gusta perder el tiempo.

- Perdónelo Señora Margarita, es algo torpe, pero no es un juego para nosotros tampoco y no deseamos hacerle perder el tiempo.

- Podéis besar mis pies y retiraros, les dijo escuetamente Marga.

Los dos se pusieron de rodillas a sus pies, los besaron y se salieron de la sala.

Gaspar los acompaño hasta la salida y enseguida volvió donde estaba Marga, ella le indico que se sentase y le hizo una detallada lista de todo lo que debía disponer en aquella sala para convertirla en una buena mazmorra, Gaspar le aseguro que en un par de días estaría todo, que incluso podría separar mejor aquel rincón y hacerlo más unido al contiguo por si quería tener sesión con más de un sumiso o sumisa a la vez, aquello le pareció bien a Margarita y le dijo que adelante.

Marga cuando ya le había relacionado la lista de todo lo que necesitaba allí en aquel local y las obras a realizar, le pregunto a Garpar.

- Gaspar, de las tarjetas que me has dado de gente que desea contactar conmigo, que puedes decirme o hay algo que yo deba saber?

- Señora, no sé, al final quizás son solo opiniones propias y no sé si estoy capacitado para ello, quizás si usted le consulta a mi Dueña ella podrá ayudarla mucho más que yo, ya que conoce a casi todo el mundo.

Así quedaron y se despidieron.

El día siguiente se hizo eterno, la jornada laboral fue larga y demasiado intensa tras todas las emociones del día anterior, a Marga le costó en ocasiones concentrarse en su trabajo por las sensaciones que recorrían su cuerpo, quizás por fin estaba siendo reconocida como merecía y quizás tuviese algún tipo de premio que ella desde luego siempre había pensado que merecía, pero como la verdadera profesional que era cumplió con su trabajo.

A la hora a la que había quedado entraba al lujoso restaurante en el que la había citado Rosa, pregunto a quien la recibió y enseguida la llevo a una mesa redonda amplia y en una especie de reservado.

- La Señora Peñas debe estar al llegar, dese que le sirva algo mientras espera?

- Un vino blanco por favor, dijo Marga.

Al instante apareció un camarero y le sirvió el vino.

Marga estaba alucinada ya que aquel local no era de los que ella se podía permitir, pero le gustaba, le encantaba.

Pasado unos minutos vio llegar a Rosa, seguida por el encargado, el recepcionista y un camarero, se dio cuenta en ese momento Marga del poder de aquella mujer y como todos trataban de adularla y complacerla.

Marga se levantó a saludarla y ...