1. La confortación de Giulia.


    Fecha: 02/06/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... variaban a medida que el astro rey se elevaba sobre las montañas, había gente variada haciendo footing en el parque y muchas señoras y chiquillas paseando sus mascotas, el más bello era mi Sam que se mantenía al lado mío a la misma velocidad de mi trote, me detuve a mirar un bello ejemplar de pastor alemán que paso junto a su ama, una rubia muy rubia para ser natural, pero de despampanante figura, inmediatamente me la imaginé abotonada a su pastor gimiendo y gritando su placer, me pase la correa de Sam entre mis muslos y la apreté hacia arriba haciéndola encajar entre mis labios vaginales y me refregué mi chocho hirviente, estaba mirando el culo esplendido de la muchacha cuando otro macho se vino a olfatearme, Sam le gruño e intento alejarlo, el Dálmata se alejó rápidamente con la cola entre sus cuartos traseros, afortunadamente mi Sam con su bozal no lo lastimó, pensé que era hora de irnos a casa, me fui trotando detrás de la rubia que se había alejado en la misma dirección nuestra.
    
    La alcancé al ingreso de nuestro edificio, me sonrió y se presentó, Deborah su nombre, yo también le dije el mío y ella me dijo que su bebé se llamaba Dexter, yo le presenté a mi Sam que se fue a oler su entrepierna, mientras que Dexter se vino a olfatear mis partes pudendas, nos sonreímos ambas nerviosas y ella dijo—¡Uuff estos machos nunca tienen lo suficiente! … ¿no crees? —se me salió una carcajada y le dije—¡Ay querida tienes toda la razón! … — nos sonreímos más relajadas, ellas conteniendo a su Dexter y yo conteniendo con un poco de celos a mi Sam que insistía en querer oler a nuestra rubia vecina.
    
    Deborah vivía tres pisos más arriba, hacía solo un mes que se había transferida al departamento y estaba de hace poco saliendo a trotar con su Dexter, nos intercambiamos nuestros números y ella me invitó a su apartamento, yo acepté pero le dije que tenía un trabajo atrasado y este fin de semana no me era posible, así que quedamos de llamarnos y programar para el próximo, yo lo único que quería era encerrarme dos días más con mi Sam, así que nos despedimos cordialmente con un beso de mejilla, mientras nuestros machos olían nuestras partes íntimas, los dejamos hacer por un rato mientras nos mirábamos a los ojos con malicia y picardía, cuando la puerta del ascensor se cerraba, Deborah abrió sus rojos labios y paso su larga lengua por ellos, me dejó pestañando como una boba, pero creí entender y también abrí mi boca para humedecer mis labios mientras me encaminaba moviendo mis flancos seductoramente hacia la puerta de mi departamento.
    
    Ya dentro de nuestro nido de amor, le solté la correa y le quité su bozal, rápidamente él enterró su hocico en mi panocha por sobre mi pantalón—No querido … espera … espera … primero iremos a lavarnos un poco y luego mami estará lista para ti … — le dije cerrando mis muslos, él pareció entender y me lo llevé al baño, eché a correr el agua de la vasca y me desvestí, puse un poco de dentífrico en mi cepillo y me incliné a lavarme mis ...
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