1. Sonia la puta de UAEM Texcoco


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Hetero Autor: traviesoedwin, Fuente: SexoSinTabues30

    El despertador sonó a las 6:30, sacándome de un profundo y reparador sueño, en el que me había convertido en una putita, me gustaba sentirme así.
    
    Permanecí unos minutos en la cama recomponiendo las ideas que fluían por mi mente. Después de lo vivido aquel fin de semana, llegaba la hora de mostrar al mundo mi nueva y verdadera personalidad. Una nueva Sonia . Sexy, atractiva, descarada, desvergonzada, salida … y … puta. Sobre todo, puta. Quería mostrar a todos mis nuevas habilidades.
    
    Había mucho que hacer antes de ir la Universidad. Di un respingo en la cama, poniéndome en pié, y unos segundos más tarde ya estaba en la cocina desayunando. La casa estaba en silencio.
    
    Una vez hube desayunado, regresé a mi cuarto a elegir la ropa que me pondría. Busqué en mi armario sacando las prendas más provocativas que tenía. Sabía que mi principal atractivo era mi trasero. Redondo, carnoso y respingón. Pensé en ponerme unos pantalones ajustadosque acentuasen la rotundidad de las formas de mi pandero. Pero unos pantalones … no eran prácticos. Si surgía la ocasión de coger en ela la Universidad gio, andar quitándoselos y poniéndoselos sería un engorro. Definitivamente unos pantalones … ¡no!. Me decidí por una minifalda negra que tenía desde hacía un par de años y que casi nunca me había puesto: bien ajustada al culo y a la mitad de mis muslos. Me miré al espejo. ¡Joder! ¡Qué bien me quedaba! Mis nalgas quedaban perfectamente marcadas y, al estarme tan apretada, el más mínimo movimiento provocaba que la tela cediese hacia arriba, dejando mis rotundos muslos bien visibles. ¡Decidido! Esa era la prenda perfecta. Pensé que con la falda tan cortita que llevaba sería buena idea que mis tanguita contrastasen en color. Por aquello de que si se me veía algo, los chicos pudiesen advertir con claridad mi ropa interior. Pensé que si eso sucedía, les pondría cachondos. Así que, finalmente me decidí por un minúsculo tanga blanco.
    
    Me puse un «wonderbra» que subiese mis pechos y los mantuviese juntos y sugerentes. Lo combiné con una blusa blanca, de corte estrecho, que se ceñía a mi cintura. Dejé varios botones sin abrochar para que se viese bien mi escote y volví a mirarme al espejo. Estaba quedando muy guapa.
    
    Sólo faltaba el calzado. Pensé en ponerme los zapatos blancos de plataforma que mi hermana me había comprado el sábado. Pero lo cierto es que aún no dominaba eso de caminar a diez centímetros del suelo con semejantes zancos. Me decidí finalmente por unas botas negras de caña alta, hasta la rodilla. No tenían mucho tacón. Pero eran cómodas y manejables. Además, conjuntaban perfectamente con el resto de mi vestimenta. Pensé que si pretendía ir todos los días a la Universidad vestida de esa guisa, mi fondo de armario, aun con las cosas que mi hermana me había comprado, se quedaba corto.
    
    Fui al cuarto de baño a maquillarme. Antes, advertí una de las perillas que mi hermana usaba para dejar su culito bien limpio. Recordé que me había dicho que siempre se ponía ...
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