1. El caso de la peruana Maia ζ


    Fecha: 20/05/2020, Categorías: Voyerismo Zoofilia Autor: MartinReisa, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que se “liga” a él, y esa ligadura es mucho más sutil de lo que podemos creer; va más allá de lo meramente sexual o físico, alcanza lo sentimental y lo psicológico; y éstos engloban –o lazan– un mundo que desata todo su poder en manifestaciones inesperadas. No sólo se anuda, no sólo “toma” el semen con su útero (lo bebe, lo traga, lo digiere), sino que se embaraza en el sentido más lato de la palabra. Entre los distintos sentidos etimológicos del término “embarazo” y “embarazada”, uno proviene del portugués “embaraçar”, o sea, derivado de ‘lazo, cordel, cordón’. A su vez “preñada” proviene del latín “praegnas” con el significado de ‘encinta’, ‘embarazada’, ‘que está a punto de brotar’ o ‘lleno’. En cambio, de origen incierto es la palabra “encinta”; aunque se sabe que proviene del latín tardío “incincta”, y este a su vez de “inciens”, que significa ‘ceñido’. Es por eso que hablo del sentido lato de la palabra, estrictamente se embarazaba. De todo esto concluyo: no me cabe la menor duda de su preñez. Claro, es mental y no física. En la clínica se le llama embarazo psicológico. Siempre estuvo grávida mentalmente, ceñida corporalmente, preñada emocionalmente, y asimismo, a punto de brotar y prenderse. Su inteligencia sexual (privada) profunda y ardiente, se desparramó a su inteligencia emocional, a su inteligencia mental (pública), y en definitiva, a su spiritualis intelligentia.
    
    Una vez me dijo que ella siempre fue zoofíla, aún antes de darse cuenta que lo era de forma consciente. Toda la vida tuvo perros machos, desde muy niña siempre hubo perros en su casa, y se crio a la par de ellos. Esto en una niña forja una identidad y un carácter. Es simple: desde la tierna infancia (a la par de la visión de los padres y demás referentes de identidad y autoridad), en su vida íntima existía el animal macho que la protegía. Su estructura mental absorbió y se crio con eso, o sea, creció a la par de un ser que de una manera u otra también la forjó. Sabemos de la importancia de la identificación de las niñas con el padre, o sea, además de figura de autoridad, es el reconocimiento del sexo opuesto, y su propia identificación. Por eso, ese ser con el que interactuó desde pequeña es un animal con el que ella se identificaba como ser humano, y representaba no sólo la identificación con el sexo opuesto (el macho), sino además con la especie opuesta (el animal): el perro macho devino la bestia ominosa. Esto no es gratuito, el macho como bestia se configura en referente de identificación e identidad forjadora de una psique. En el plano subconsciente esto es determinante (y la literatura científica está llena de estudios clínicos). No por nada existe una larga tradición de lo que se conoce como “la bella y la bestia”. Todas las mujeres lo saben, y es un “saber atávico” que apela a lo animal de la especie humana, a aflorar sus bajos instintos, absolutamente todas las mujeres lo sienten o lo han sentido en algún momento de sus vidas: el hecho de ser poseídas por la ...