Reunión navideña - El viaje 2ª parte (Capítulo 4) - Relatos Eróticos

Reunión navideña - El viaje 2ª parte (Capítulo 4)

El desayuno en aquel local transcurrió sin mayor transcendencia, más allá de la mirada ausente de Bernardo.

Juan se pasó el desayuno bromeando mientras engullía su café con tostadas. En el lado contrario Bernardo apenas si había tomado su café y había dejado la media tostada que había pedido a medias con su mujer, Mónica.

- ¿Te pasa algo? - Le preguntó Mónica - ¿Quién te ha llamado por teléfono que has vuelto blanco? ¿Algún problema en la oficina? ¿Algún otro problema…? - Bernardo había vuelto bastante raro desde que había llegado del baño y le preocupaba su rictus de preocupación. Temía que sus problemas de próstata se hubieran agravado, más por su estado psicológico que por sus problemas físicos. Los médicos ya le habían dicho que la operación sería sencilla y la recuperación, aunque lenta, seguramente iría bien. No obstante, sabía que era un tema que le preocupaba a Bernardo, aunque nunca hablara de ello.

- No, estoy bien, simplemente tengo el estómago cerrado, quizás el viaje no me ha sentado bien. - Respondió Bernardo manteniendo la coherencia en su relato. Le había comentado que le habían llamado del despacho para solucionar un par de tareas, pero su mujer lo conocía demasiado bien como para que poder ocultar su desasosiego.

Pasado el calentón y el orgasmo a Bernardo le reconcomía por dentro que Juan y Marcela se hubiesen percatado de su presencia en el baño durante sus artes amatorias. Por ello tuvo que inventarse una llamada que justificara su tardanza y no estar en el baño.

Por otro lado, tenía una sensación extraña al ver a Juan con Marcela. Juan tenía casi veinte años más que él y demostraba con Marcela una pasión que él hacía mucho que había perdido con su mujer, en parte por la monotonía del matrimonio y, por otro lado, le preocupaba el deterioro físico que sufría. Obviamente, era un deterioro natural y lógico pero no podía evitar la inseguridad que eso le producía. “Los pastos de los demás parecen más verdes que los propios” y en su caso era verdad. Bernardo se preocupaba en exceso, lo que le jugaba en contra y ver a Juan, a su edad, con su naturalidad y despreocupación le hacía aflorar una punzada de celos.

- Estoy bien Mónica, sólo es el estrés del trabajo y el tener que compartir espacio con la familia de Pedro… en fin, todo sea por la niña.

Mónica le abrazó y besó castamente en los labios. Hacía años que sus relaciones y su frenesí juvenil habían quedado atrás y la lujuria se había convertido en cariño. No obstante, la situación de los últimos minutos había despertado el instinto de Bernardo y su cuerpo reaccionó al abrazo de su mujer con una fuerte erección que Mónica no pudo dejar de notar.

- Vaya… Bueno, no te preocupes cariño, tomémonos estos días como lo que son, días para estar tranquilos y relajarnos - Enfatizó esto último al tiempo que con su mano derecha asía el pene erecto de su esposo mientras le guiñaba picarona.

- ¡Vamos que nos vamos! - Gritó Juan mientras andaba agarrado de Marcela y ...