El cartel - Relatos Eróticos

El cartel

... dibujó una sonrisa, luego continuó:

—Y Coronel, dígale por favor al cartel de las sombras que la persona que entregara la mercancía estará listo para la entrega… Correcto Coronel, salúdame a todos y hasta entonces.

Y tras decir eso, el hombre colgó la llamada y diciéndole a uno de los guardas que estaba con él, dijo:

—Listo, ya terminé con este asunto. Ahora, tráiganme a nuestro prisionero y luego salgan todos.

Sin decir nada, el sicario solo se limito a cumplir la orden de su patrón, salió de la habitación y momento después entró con un joven de unos 20 años que llevaba una capucha en la cabeza y las manos atadas. El hombre a cargo se rio al escuchar al joven decir:

—¡Suéltenme hijos de puta, no me toquen!

El sicario arrojó al joven al suelo y una vez traído el prisionero, salió cerrando la puerta.

Ya solos, acercándose al joven el hombre misterioso encendió la luz de la habitación y acto seguido le quito la capucha a su “invitado”. Al joven le tomo un momento enfocar donde estaba, porque no sabía cuánto tiempo había estado en la oscuridad, pero cuando se le aclaro todo, se sorprendió al ver frente a él a un hombre de casi 2 metros, fornido con músculos por el gimnasio. Totalmente calvo, con unos negros ojos penetrantes y además totalmente negro, como lo estarían los africanos de sangre pura.

El joven no necesitó razonar mucho, le bastó ver en qué situación estaba y a ese sujeto, para adivinar la identidad de su captor:

—Do-Don Grandote…

Aunque el joven trataba de aparentar valor, el miedo se veía reflejado en su cara al estar cara a cara con uno de los mayores criminales del mundo.

—Así es Iván soy Don grandote —se preguntó el capo y al ver la expresión de sorpresa del joven al escuchar su nombre, el hombre continúo—. Seguro que te preguntaras porque estás aquí y como es que se tu nombre. Pues déjame decirte que lo sé todo sobre ti y tu padre Tony Torres.

—¡¿Có-cómo sabes que soy hijo de Tony Torres?! —preguntó Iván. Para protegerlos debido a la investigación que estaban llevando a cabo, los oficiales habían cuidado que las identidades de sus hijos quedaran ocultas y casi imposible de relacionarles con ellos.

Con una carcajada, Grandote respondió:

—Te dije que se todo sobre ustedes mi joven amigo. Sé donde creciste, se que estas empezando como oficial, se que quieres seguir los mismos pasos de tu padre… que déjame decirte que es uno de los mejores oficiales porque en su momento atrapo a mi hermano cuando eras un crio, pero ahora eso no viene al caso. Se muchas cosas como quien es tu hermana y madre. También te preguntaras que quiero, ¿verdad? Porque yo solo me dejo ver con las personas que quiero, cuando, donde quiero y en mis términos.

Iván observo como tomaba un trago de vino en una copa que descansaba sobre su escritorio y luego continuó:

—Quiero que tu también seas mi infiltrado, que me ayudes a llevar drogas, armas y dinero. ¿No te parece una oferta interesante?

—¡Estás loco si quieres que ...