El cartel - Relatos Eróticos

El cartel

... algún avance significativo y pronto, nos quitan el caso, ¿entiendes?

Y termino agachando de nueva cuenta la cabeza. Sin sobresaltarse por el tono de Torres, Araceli dijo:

—No te preocupes Tony, veras que el jefe entiende. Si bien es cierto que todavía no sabemos su verdadera identidad, ¡eres el primero que llega tan lejos con este caso! ¡Mira: encontraste la casa de Grandote!

Tony le tomó la mano a Araceli y un poco más tranquilo, dijo:

—Pero Ara, me frustra que encontramos adentro comidas y bebidas a medio consumir, pero nada de drogas o dinero. ¿Sabes lo que significa? Eso significa que él sabía cuándo y a qué hora íbamos por él. Parece que va dos pasos por delante de nosotros.

—¿Y eso qué Tony? —le espetó Araceli tomándolo de los hombros para hacer que se diera la vuelta y que le mirara a los ojos— Eres el mejor agente que puede tener este departamento, el mejor hombre que tiene el Director Inés y sobre todo, yo y nuestros hijos estamos orgullosos de ti.

Tony no pudo dejar de mirar a esa mujer que estaba enfrente de él, su Araceli, su esposa, quien siempre le apoyo desde la facultad, desde que ingresaron en la academia siendo novios, luego esposos, mas tarde padres y ahora su compañera de trabajo. Y aunque tenía un cuerpazo como el de una modelo y parecía fuerte, él sabía que era frágil a la vez. Él le amaba por ser como era: decidida, fuerte, cariñosa, y amorosa, no era solo una muñeca para coger como todos, desde la universidad, la academia y el departamento de policía, pesaban. Además era muy inteligente.

Se acerco y le dio un apasionado beso, a lo que ella correspondió, para luego apoyar su cabeza sobre los pechos de la mujer que estaban cubiertos por el uniforme. Sí, ella tenía razón: la próxima atraparían a Grandote, pero hasta entonces, tendría que lidiar con sus superiores.

***

Cuando el agente Torres entró a la sala de conferencias, ya estaban ahí todos los involucrados, incluido el jefe Inés.

Antes de que Tony tuviera la oportunidad de decir algo, su jefe se le adelantó:

—¿En dónde está la agente Montes Torres?.

—Fue a buscar a los chicos —respondió Tony.

A Inés pareció bastarle, porque asintiendo dijo:

—Muy bien, comienza ya la conferencia. La prensa quiere saber qué ocurrió en el operativo.

Suspirando Torres se colocó en el atril, se giró hacia todos los reporteros presentes y comenzó a narrar los por menores del operativo.

Pero mientras él hablaba, al mismo tiempo en otro lugar…

En una habitación sumida en sombras, se escuchaba una voz hablando por teléfono:

—Sí Coronel, logramos sacar a tiempo toda la evidencia, mi contacto nos aviso como siempre y anticipamos cuando iban a allanar mi domicilio. Pero no se preocupe que su cargamento ya va a su destino y en unos días más debería llegarle sano y salvo. Solo quiero que las aguas se calmen un poco y retomaremos la operación con fuerza.

Ese tal “Coronel” debía estar conforme con las palabras del hombre que hablaba, porque este ...