1. Una noche de furia


    Fecha: 21/04/2019, Categorías: Confesiones Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos

    ... Incluso forzaba para perforarlo. Ningún hombre había llegado tan lejos. Ninguno se había ocupado de esa forma de mi culo. Yo estaba extasiada, tenía pequeños orgasmos sintiendo esa lengua jugar en mi orificio.
    
    No aguanté más, y me corrí hacia adelante, metiéndome su pija en mi concha en un solo movimiento. Ni bien la tuve adentro, sentí la palmada de Paco en mi culo, alentándome a galoparlo. Mi excitación me llevó a subir y bajar como loca. Estaba por llegar a un orgasmo cuando sentí que un dedo ensalivado jugaba con mi orto. Baje la velocidad, y lo deje jugar. Sí que Paco sabía cómo tratar a una mujer, conseguir lo que se proponía sin imponer nada, solamente haciendo desear a la mujer lo que él deseaba. No me penetraba con su dedo, solamente acariciaba la zona pero yo deseaba cada vez más que lo meta.
    
    No daba más, deseaba sentirlo en mi culo, tomé su dedo y trate de forzar que me penetre, pero él me dio una palmada y lo solté. En cambio, con su otra mano, comenzó a recorrer mi espalda, acariciándola de una forma increíble. De pronto, si, lo fue metiendo de a poco, yo a moverme cada vez más fuerte. Nunca había sido penetrada por un dedo en esa forma, tan suave, pero al mismo tiempo tan lujuriosa, provocando que realmente quisiera sentirlo todo metido en mi orto.
    
    No soporté más, me movía como loca, me acariciaba el clítoris, mientras una parte solamente de su dedo jugaba en la entrada de mi orto, y su pija llenaba por completo mi concha. Más rápido me movía, más me excitaba, hasta que de repente, estalle en un orgasmo tremendo, y él me siguió, llenándome de su leche la concha. Sacó su dedo de mi culo, he hizo que me acueste sobre su pecho, dándole la espalda.
    
    Lo que siguió, debe estar en el manual para el perfecto amante. Besaba mi cuello, mientras sus manos recorrían mi cuerpo exhausto, no buscando excitarme, sino mimarme, acariciarme, sus manos fueron a mis pechos y los recorrían con una suavidad y ternura infinita. Su pija seguía en mi concha, apenas fláccida. Yo gemía suavemente, sus besos me transportaban a otra dimensión, una mano bajó, y se puso a jugar con mi clítoris, mientras la otra, jugaba con un pezón, sin apretar ni provocar dolor. Todo era suave.
    
    Quise moverme, retribuir algo de lo que me daba, pero él lo impidió diciéndome al oído:
    
    “No preciosa, dejame gozar con tu cuerpo.”
    
    Él me decía que lo deje gozar con mi cuerpo, pero era yo quien estaba gozando como loca con lo que él me hacía. No sé cuánto tiempo estuvimos así. Perdí la noción del tiempo. Logro que goce una y otra vez. Sentí que su pija se endurecía, pero él no se movía para nada. Mis orgasmos eran fuertes, pero nunca habían sido tan placenteros, los sentía muy profundos.
    
    En uno de esos orgasmos, sentí como el nuevamente acababa en mi concha. Si, sin moverse.
    
    Me dejé caer a un lado de Paco, y lo bese profundamente, tomándole la cara con ambas manos. Apoye mi cabeza en su hombro, pase mi brazo por su pecho y minutos después, en una paz total, me ...
«1...3456»