1. Xochi, cómplice de mi madre, incesto y placer (Parte 1)


    Fecha: 13/03/2019, Categorías: Incesto Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos

    ... de la costa junto a las espectaculares playas de la isla y esos lobos marinos que dejaban escuchar sus ladridos. Todo el litoral muestra un sorprendente contraste entre el continente y la isla, fundiéndose el dorado de la arena, en el azul del mar y el verde de la isla en uno de los paisajes más bellos que uno puede encontrar.
    
    —Con algo de suerte quizá demos con una familia de delfines –comentó Roxana, la hija de Paulo con quien yo ya estaba y disfrutando de su belleza adolescente.
    
    —¿Hablas en serio? –preguntó “Mena” completamente entusiasmada.
    
    —Si damos con ellos verás una auténtica maravilla. Respondió Paulo.
    
    ¿Qué tal si se cambian? –preguntó el moreno Carlo dirigiéndose a mi madre y a “Mena”. El día está maravilloso, el viento y el mar están ideales para darnos un chapuzón, antes de llegar a la isla.
    
    —Si todo sigue así podremos cenar aquí en la isla a la luz del faro donde no nos molesten los lobos, aún para nadar en la noche. Respondió Paulo.
    
    Mamá y “Mena” bajaron a los camarotes, Carlo le indicó a mamá cual era el que ocuparía ella, en la puerta podía leerse “Capitaine”, —evidentemente era el camarote de Paulo—Mientras que a “Mena” la guio con su mano sobre su espalda a uno más apartado, ingresando con ella, cuando “Mena” sintió la mano del moreno sobre su piel, volteándose la miró a mi madre y le guiñó un ojo mientras se mordía los labios, gesto que mi madre devolvió con otro morderse de labios.
    
    Al cabo de un buen rato, mi madre salió a cubierta con una amplia sonrisa frente a la brisa, Paulo le extendió la mano para subir junto a él al puente de timón. ¡Laura era una diosa!, cuando ambos se fundieron en un “chupón” de labios apoyándose las pelvis uno con el otro, mi madre le rodeó el cuello, Paulo subió sus manos por la espalda dorada jugando con la blusa de mi madre dejando al descubierto lo evidente, mi madre no llevaba el soutien y su tanga blanca se hundía entre su cola y sus caderas.
    
    ¿”Mena” aún no había salido del camarote, ello me llevó a asomarme por el ojo de buey, cuando Roxana me sorprendió —¿a vos también te gusta ser voyeur? —Nos miramos con la flaca, nos sonreímos y nos quedamos en silencio mirando como “Mena” arrodillada sostenía entre sus tetas desnudas el tronco de esa pija que devoraba después en su boca, como una morcilla negra de veintiséis centímetros y un diámetro que le exigía más y más a esos labios. Las arcadas que profería eran evidencia de su garganta profunda, cuando de sus labios dejó caer una abundante espuma con semen en burbujas, las que chorreaba sobre sus pezones alcanzando sus piernas como derrames de hilos blancos.
    
    Cuando todavía la pija de Carlo seguía escupiendo leche, “Mena” se acomodó sobre la litera acomodando sus piernas, abriendo sus ancas, facilitando que el moreno apoyara el glande sobre el esfínter y con la lubricación del semen dejó enterrar lentamente ese tubo, que desapareció en cada gemido y en cada orgasmo de esa “troia” cada vez más caliente.
    
    “Mena” había ...
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