Relatos cortos 7-Los años pasan - Relatos Eróticos

Relatos cortos 7-Los años pasan

Un buen día, echando la vista atrás, se dará usted cuenta de que estos años de lucha han sido los más hermosos de su vida.

Sigmund Freud

Esa mañana el camino al trabajo fue el más divertido que había tenido Charlotte desde hace mucho tiempo y es que, su sobrina solía sacarle las mejores sonrisas con sus historias alocadas en la universidad. No por nada era su sobrina favorita, una sobrina que iba a visitar tres veces a la semana por cuestión de tiempo, ya que, su trabajo era muy demandante después de todo. Cuando llego a la empresa en la que trabajaba, cogió el ascensor con la mejor actitud, pues hoy tenía una reunión importante con algunos inversionistas. Sin embargo, cuando las puertas del ascensor se abrieron, se topó con la imagen de aquella pelirroja que había pasado de ella hace tres años.

—Hola —dijo con cierta satisfacción en su voz.

—Hola, Edith —dijo entre tiendes.

—No pensé que trabajaras aquí, ha pasado tanto tiempo —se acercó para darle un beso en la mejilla.

Antes aquel gesto, Charlotte sintió un poco de asco y odio al mismo tiempo, como esa mujer podía actuar así, tal como si no hubiese pasado nada entre ellas ¡Que descaro era ese!

—Que estes bien —expresó Charlotte, mientras cogía un poco de valor para apartarse.

—Fue un placer saludarte de nuevo —la pelirroja rozo sutilmente la mano de aquella que fue su amante.

El camino a su oficina, Charlotte sintió un doloroso nudo en su garganta y la necesidad de llorar era palpable. Quería borrar a esa mujer de su memoria, a esa que solo la utilizo para mantener una aventura fuera de su matrimonio. Al entrar, dejó fluir sus emociones y esas pocas lágrimas que se prometió no volver a sacar.

—Charlotte, ¿Sucedió algo? Te vi pasar con un semblante triste —manifestó aquella rubia, al ver el estado en que se encontraba su amiga.

—Tranquila, estoy bien—se limpió la mejilla—Todo lo está —expuso con una medio sonrisa.

—No es cierto —se acercó para abrazarla.

Charlotte no puedo contener ese nudo en la garganta y las lágrimas hicieron su aparición de nuevo. Había pasado tres años y una semana desde aquel evento que marcó su vida, no necesitaba un calendario para sacar la cuenta, porque era algo que tenía constantemente en su cabeza.

—Lo siento, no quería que me vieras así de nuevo —se disculpó apenada.

—No tienes que disculparte por llorar, ven, cuéntame lo que paso, ¿sí? —la invito a sentarse.

—Cloe, de verdad estoy bien —dijo con un ligero temblor en sus manos.

—Y yo no me lo creo, vamos, cuéntame —sostuvo su mano.

Charlotte se quedó inmersa en aquella melena de un rubio natural del color del trigo, con tonos castaños y rubios más brillantes que la hipnotizaba.

—¿Volviste a encontrarte con esa chica de la disco?—la miró fijamente—¿Por eso actúas como una niña asustadiza?—preguntó y su amiga desvió su mirada—¿Quieres hablar de ello? —

Charlotte asintió y negó a la vez, quería hablar con su amiga, pero a la vez pensaba que no era lo mejor ...