1. Zeus


    Fecha: 14/03/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... estirar en el tiempo esa sensación de intenso goce, de calor abrasador que le subía desde su vagina hasta su cerebro embriagado por el anhelo carnal; la corrida de Zeus seguía indefinidamente inundando la cavidad de Mary con chorros de semen, el pene continuaba latiendo y vibrando en lo más profundo de la extremadamente sensible e inflamada vagina, el enorme botón de la base del falo le provocaba una gran estimulación causándole un mayor grado de placer; gozó de un cuarto orgasmo, ella gemía en alto de manera intermitente y su respiración era intensa, le parecía que litros del esperma caliente de Zeus le llenaban desde lo más hondo su vagina.
    
    El período siguiente del apareamiento bestial era casi lo contrario del acto mismo; la tranquilidad, la calma y la quietud. El perro ahora estaba tendido inmóvil encima de su amante, la abrazó suavemente con las patas soltando todavía algunas dosis de semen de su hinchada verga. A su vez Mary tuvo un pequeño descanso, no fue demasiado tiempo antes de que la tranquilidad post-coital fuera interrumpida; sin ningún tipo de advertencia, Zeus se dobló sobre su propio pene repentinamente y trató de soltarse del interior de Mary, provocándole un pequeño “¡ay!” de dolor. Quedó en una posición tocando con sus ancas las nalgas de la mujer y con su pene, que había girado sobre sí mismo, en el interior de la vagina; cuando las últimas gotas de esperma fueron expulsadas, luego, al poco tiempo el descomunal nudo y pene del perro disminuyeron lo suficiente para que, con un fuerte sonido al salir, reaparecieran de los confines tibios del túnel carnoso de Mary, arrastrando consigo cantidades copiosas de esperma que manaba efusivamente de su redimensionada vagina; mojándole la vulva y parte de los pelos del pubis fue cayendo encima de la manta formando una gran mancha húmeda.
    
    Ella se tendió sobre la manta y Zeus un poco más alejado, se lamía, limpiándolo, el pene. No demoró más de diez minutos en esa acción y pronto se acercó a Mary; ella sabía, al mirar su pene, que ya estaba otra vez preparado para volver a montarla, la olisqueó y lamió su empapado higo; ella se dejó hacer facilitándole la tarea al entreabrir sus piernas, pronto empezó a notar un calor intenso, agradable y extraordinariamente excitante, sonriendo se volvió a poner en la posición del principio pero esta vez procuró un apoyo para su cuerpo en uno de los sillones que había en la bodega. El perro después de olerla y saborearla varias veces la montó de nuevo; encajándoselo, como siempre, con una rudeza violenta que siempre hacía que Mary soltase un ligero gemido de doloroso placer. Las embestidas del perro y los intensificados y repetidos orgasmos de ella volvieron una y otra vez. Mary estaba al corriente que el ritual con su amante canino, una fábrica viviente de esperma, se repetiría al menos otras dos veces más en esa madrugada.
    
    Después de que Zeus quedase definitivamente satisfecho al dejar todo su semen dentro de la hembra y ella acabar exhausta, ...