1. Zeus


    Fecha: 14/03/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El reloj acababa de marcar las 3 y 10 de la mañana, el corazón de Mary palpitaba con una mezcla de emoción y expectación. Después de escabullirse en silencio de su lecho, se giró para asegurarse que Jamal, su actual pareja, todavía estaba dormido, luego salió silenciosamente por la puerta de dormitorio. Bajó las escaleras a hurtadillas y entró en el pasillo, allí estaba Zeus, de pie y moviendo su larga cola como si esperase a que lo sacaran a dar un largo paseo. El fuerte Gran Danés que le habían regalado a Jamal hacía cuatro años, era un ejemplar grande y hermoso, un buen semental que ya se lo habían pedido varias veces para cubrir a diversas hembras de su raza. En silencio, Mary se acercó a un armario ropero y cogió una toalla, fue a la cocina y la mojó por completo, con ella en la mano se dirigió a la puerta del sótano, la abrió e hizo pasar al perro primero. El espacio transformado años atrás en dos zonas independientes, unidas entre sí y con el resto de la casa por un corto pasillo y unas escaleras; un garaje y una bodega acondicionada a propósito para mantener una temperatura estable todo el año, de doble pared y techo con un grueso aislante entre las placas, tenía una pequeña ventana con doble cristal en lo alto de una de las paredes, la puerta era de un espesor mayor de lo normal para evitar variaciones del clima en el interior; Zeus bajó corriendo la pequeña escalera de madera y se quedó al final mirando pacientemente como su ama encendía las luces, volvía a cerrar la puerta y descendía la escalera. Mary se encaminó, con el perro que la seguía, por el corredor que separaba el garaje de la bodega, abrió la pesada puerta de acceso a esta, encendió las luces de la habitación y ambos entraron en el espacioso y bien distribuido lugar, cerró la puerta y observó la habitación que tanto conocía, las estanterías con las botellas cubrían dos de las paredes, las otras dos disponían de dos extensos sofás con una pequeña mesa y en el centro unas sillas y una mesa, era el lugar que en determinadas ocasiones servía para reunirse con algunos de los amigos de la pareja y pasar una agradable velada. Ella colocó la toalla encima de la mesa pequeña, apartó la mesa a un lado y se dirigió a un armario, cogió una gruesa y vieja manta, mientras la desplegaba y la estiraba en el suelo de rústica baldosa roja enfrente de los sillones la mente de Mary estaba animada por la excitación con la idea de lo qué estaba a punto hacer, sabía que iba a disfrutar cada segundo del tiempo que quedaba hasta el amanecer; el corpulento animal la miraba, como sabiendo lo que iba a pasar, cuando ella terminó de colocar la manta, excitada se bajó la braga impacientemente y reveló su húmedo y ardiente sexo. Para el perro el aroma de las hormonas que emitía Mary era una señal de que ella estaba disponible para ser montada, y sin el menor titubeo, enterró su hocico entre los muslos de su ama, esta entreabrió las piernas para que la lengua amplia y cálida de Zeus encontrase la meta ...
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